Furor libertario con la hermana de Villarruel en el acto de Malvinas

Lunes 08 de Abril de 2024, 17:07

Virginia de las Nieves Villarruel, en el acto por la guerra de Malvinas



Su imagen alta y espigada, sus rasgos y su look, algo más formal pero notablemente parecido al de la vicepresidenta Victoria Villarruel, resultaron ser un imán irresistible para los simpatizantes, curiosos y hasta excombatientes que llegaron el lunes 2 a la plaza San Martín, en el barrio de Retiro, para la conmemoración oficial por el inicio de la guerra de Malvinas, 42 años atrás.

“Yo soy la hermana, pero si te sirve sacá la foto igual”, decía con una sonrisa Virginia de las Nieves Villarruel, hermana menor de la vicepresidenta, que sostenía un ramo de margaritas blancas mientras posaba para las selfies, sin ocultar cierta sorpresa por los repetidos requerimientos.

Los abrazos y pedidos de fotos hacia ella se repitieron en el final del acto oficial, en el que el presidente Javier Milei prometió una nueva “hoja de ruta” diplomática para la recuperación de las Islas.

Celosa de su intimidad familiar y de su vida privada, la vicepresidenta se mantuvo alejada durante el acto de su hermana, que tiene 45 años y cuatro hijos.

Villarruel no suele hablar de Virginia en público, sus colaboradores aseguran una y otra vez no tener datos de ese vínculo y tampoco tienen fotos compartidas en las redes sociales, aunque sí lo hace con sus ahijados, siempre con una sonrisa. Ambas son hijas de Eduardo Villarruel, integrante del Ejército y combatiente en la guerra contra Gran Bretaña, que culminó en derrota y aceleró el fin del gobierno de facto.

Culminada aquella conmemoración, la vicepresidenta recorrió rodeada de una marea de cámaras y micrófonos el cenotafio que recuerda los nombres de los 649 combatientes caídos en combate por la recuperación de las Islas.

La aparición, con bajísimo perfil, de la única hermana de la vicepresidenta, no fue el único episodio curioso de la jornada: luego de llegar con algo de atraso a la plaza San Martín, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se topó con un fornido excombatiente, de apellido Volonté, que de modo amable pero asertivo le adosó en el pecho una escarapela celeste y blanca.

“Hola ministra, veo que no tiene puesta la escarapela, acá le doy una”, le dijo el excombatiente a Bullrich, que de buen grado aceptó el obsequio y se sumó, también ella, a rendir su homenaje personal a los caídos, luego del discurso del presidente Javier Milei. /La Nación