Niogata, otro pueblo tucumano que agoniza bajo las aguas del río Chico

Sábado 20 de Abril de 2024, 07:55

LENTA AGONIA. Tormenta a tormenta, crecida a crecida, el río Chico se va devorando a Niogasta, mientras sus pobladores esperan la oportunidad de empezar de nuevo en algún lugar alejado de la pesadilla, para muchos repetida, de tener que vivir evacuad



Ermelinda Medina tiene tres hijos y ya lleva una semana evacuada con ellos en el Centro de Integración Comunitaria (CIC) de Niogasta, cerca de Simoca, luego de que el río Chico volviera a avanzar sobre su vivienda, ya seriamente dañada por las anteriores crecidas del temible curso de agua del sur tucumano.

“Aquí ya no es posible la vida”, lamentó la mujer que comparte el lugar con otros diez habitantes de la zona, tres familias más igualmente afectadas por un problema que cada vez más, se parece a algo irreversible. 

Algunos de ellos, como Marcelo Pacheco y los suyos, están en ese refugio hace más de un año sin poder dar con otro sitio para vivir y sin esperanzas de retornar a su vivienda.

La mujer pone n palabras su desgracia, aunque no hace falta. Basta con verla salir a la calle en ojotas para pedirles a los operarios de la comuna que carguen en su tractor una ventana de madera y vidrio para trasladarla hasta Monteagudo. Es parte de lo que pudo rescatar de su casa luego del último embate de las aguas. 

En ese pueblo ubicado a cuatro kilómetros, Ermenilda construye su nueva casa para tratar de reconstruir su vida y la de los suyos.

“Compré con mi dinero un terreno y la comuna me está ayudando a levantar mi casita. En este suelo no se puede vivir. El agua nos devora”, lamentó. 

Cuando se muden, serán parte de las decenas de familias que en un año abandonaron Niogasta, corridos por las crecidas del río. Otras cuarenta ya marcaron en años anteriores un camino que hoy asoma como irreversible, radicádose en La Madrid y Monteagudo. 

Las crecidas las dejaron sin sus tierras y animales. Desde el improvisado refugio y a lo largo de unos 20 kilómetros mirando hacia el dique Frontal, se cuentan más de doscientas familias de este y otros parajes que también fueron sepultados por el agua. En el 2000 el agua arrasó con la localidad de Esquina, en 2015 le tocó a los vecinos de Sud de Lazarte y ahora la suerte de Niogasta parece irreversible.

El relieve de la zona se ve devastado, con tramos del camino de acceso que llevan meses anegados mientras personal de la comuna trabaja en la reparación de los socavones que provocó la correntada del desbocado río, en un esfuerzo par tratar de rehabilitar el tránsito.

La escuela 41 Roque Aragón lleva varios días sin que se dicten clases. Garzas y charatas se han adueñado de la zona, adaptadas al terreno ganado por el río, mientras el salitre comienza a fluir del suelo, configurando un panorama de batalla perdida para los lugareños. 

Esa es la postura que sostiene Segundo Salvatierra quien a sus 77 años, también cayó a la categoría de evacuado. “A uno ya no le queda otra alternativa que salir a buscar otras tierras más seguras. Esto está quedando ya solo para las charatas” lamentó.

Entre los jóvenes hay quienes están dispuestos a tratar salvar el pueblo. Maira Salvatierra, de la Fundación Minkay, es una de las que se puso al frente de ese desafío, y tiene su razón para no claudicar. Hace una década el agua la obligó a abandonar la casa que habitaba con sus padres en Sud de Lazarte. 

Ahora con su madre contemplan como la terrible historia se repite, agravada por la falta de recursos necesarios para conseguir un nuevo terreno y edificar otra casa. “No se debe naturalizar una situación como la que vivimos con frecuencia, por eso nos urge visibilizar este drama para que las personas que tienen la responsabilidad, la autoridad y el compromiso con el pueblo, se hagan presentes y avancen en gestión de proyectos a fin de que la situación de todos nosotros mejore” demandó.

“Lo que vivimos no es algo que pasa y listo. Después seguimos igual: familias afectadas, aisladas, que deben caminar kilómetros en medio del agua para poder comprar alimentos, ir a trabajar o estudiar” describió la joven. 

“Se vive aquí en condiciones de riesgo permanente que involucra a niños y adultos mayores que están enfermos y necesitan medicamentos. Frente a esta emergencia se necesita actuar con recursos que el Estado está obligado a brindar” sentenció.

El comisionado comunal Ariel David aseguró que la solución a los problemas de Niogasta está en los trabajos de apertura que debe hacerse en el río a la altura de la desembocadura del Frontal. 

“Es una labor importante que se debe ejecutar a fin de evitar que el Chico se siga abriendo hacia el oeste. Para esto hay que conseguir los recursos necesarios. De lo contrario todo el esfuerzo que realiza la Provincia y nuestra repartición va a seguir siendo en vano. Ahora el Chico es un río descontrolado”, avisó.

El funcionario dijo que este año numerosos operarios trabajaron sin descanso y hasta los feriados para lograr el alteo de 10 metros de las orillas a lo largo de tres kilómetros. La Provincia aportó maquinarias y se instaló como defensa más de 3.000 bolsas con arena. 

El comisionado destacó que la comuna no solo se aboca a tareas que procuran, por ahora sin éxito, la contención del río, sino también en a la reparación de los daños que provocan las aguas en caminos y la asistencia a los damnificados. 

La administración local adquirió en el paraje El Rodeo, un terreno a fin de que las familias en emergencia se reubiquen ahí. Pero hasta ahora nadie se movilizó. Creen que ningún inmueble próximo a la zona es seguro. Por eso, los que pueden, prefieren buscar un lugar en Monteagudo o La Madrid.