Un control de tránsito en Córdoba se topó con 48 kilos de cocaína de máxima pureza ocultos en una Toyota Hilux
Jueves 25 de Abril de 2024, 08:24
SORPRESA. La camioneta, cuyo conductor hizo cuanto pudo para darse a la fuga, ocultaba 48 kilos de cocaína de máxima pureza.Un retén azul ubicado calles atrás, en la intersección de las arterias Rio Negro y Baigorria de barrio Ferrer, notó algo raro en la patente de la Toyota Hilux, según explicaron fuentes policiales. El dominio AA-383-WD –finalmente se supo que era apócrifo– hizo saltar las alarmas en el control y se escuchó la voz de alto.
La camioneta amagó con detenerse. Pero lejos de hacerlo, aceleró su marcha y evadió la orden policial.
Metros más adelante fue interceptada por otros vehículos policiales que fueron obligando al conductor a reducir su marcha.
Rodeado, el hombre saltó del compartimento e intentó escapar. En ese momento agredió a algunos uniformados que resultaron heridos. Finalmente, el operativo resultó exitoso y el conductor fue detenido.
La información preliminar habla de que el cargamento decomisado está valuado en 1.2 millones de dólares.
El caso quedó en manos del juez federal Alejandro Sánchez Freites y las actuaciones derivaron a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), una vez que la Policía de Córdoba informó sobre el contenido del cargamento.
Los investigadores se enfocaron, por el color del forro de los ladrillos de cocaína, en una banda que ya habría caído tras otra investigación.
Por baja frecuencia, hablaron de los paquetes y dijeron que, por la fisonomía y por alguna marca, tal vez un sello, que pudiera haberse registrado en las primeras horas, podría tratarse de un cártel perteneciente a Bolivia que exporta cocaína bajo el sello de “El Delfín”.
En el año 2021, un cargamento de parlantes fue secuestrado por Gendarmería Nacional al llegar a Córdoba. Al abrir los paquetes (en total unos seis kilogramos) los pesquisas habrían notado la figura de un delfín, similar al sello que habrían encontrado recientemente.
En aquella oportunidad, el despachante y el destinatario del cargamento habían sido personas de nacionalidad peruana. Sin embargo, ahora se cree que la droga habría salido de Bolivia.
“La banda utiliza siempre un mismo envoltorio amarillo y adentro de los paquetes, aprovechando la compactación del producto, impregnan la figura de un delfin”, explicaron, aún sin certezas, los pesquisas.
Mientras tanto, se trabaja sobre las primeras medidas. Se busca conocer con mayor exactitud el punto de partida de la camioneta. Para ello, los cuerpos investigativos se volcaron a recolectar pruebas testimoniales y a repasar las imágenes que pudieran haber sido tomadas durante el trayecto que realizó el vehículo secuestrado.
También se reúne información sobre el conductor a bordo de la camioneta de alta gama, quien aún no ha sido identificado por la Policía.
Cuando el retén policial montado en barrio Ferrer notó que la patente de una Toyota Hilux color blanca podría no ser coincidente con ese vehículo uno de los oficiales no dudó y pidió al conductor que se detenga.
No lo logró. Casi lo pisan. De inmediato modularon por radio y una gran cantidad de motos comenzaron a perseguir a la camioneta.
Lo alcanzaron recién a 20 cuadras, cuando el conductor se vio encerrado por otros vehículos de la fuerza e intentó ingresar a una vivienda de la calle Pablo Pizzurno al 2877.
Los uniformados lograron impedir que se vuelva a escapar. En ese momento, el sospechoso comenzó a gritar, a amenazar y a golpear. Hubo policías heridos, según informaron fuentes oficiales.
Recién entonces pudieron controlar la carga de la Toyota. Aparecieron $ 50.700 pesos, USD 500 dólares, dos posnet (para cobrar vía tarjeta de débito), un teléfono celular, una billetera con documentaciones y dos mesas. Más atrás, en la caja de la camioneta, estaban los 48 ladrillos de cocaína.
Referentes del barrio Villa La Lonja, próximo al lugar donde se produjo la persecución y la detención, aseguraron en diálogo con este medio que el sector se encuentra “dominado por los narcos”. Según los vecinos conocedores de este asentamiento, hacia dentro existe una “distribución de tareas y funciones” en las cuales participan hasta niños de 8 años.
“Controlan el territorio con violencia, amenazas o con favores. Les pagan a las familias, que entregan a sus hijos más pequeños para que transporten marihuana, éxtasis y cocaína. También participan los adultos. Es común ver camionetas de alta gama entrar y salir de la villa”, advirtieron.
No obstante, las mismas fuentes dijeron no reconocer la camioneta blanca que fue secuestrada este miércoles en las proximidades de la barriada. /La Voz
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