Lunes 14 de Octubre de 2024, 12:22
Después de tomar un café recién molido, Howard Schultz fundó una empresa que le permitió comprar Starbucks, donde nació su pasión.
Howard Schultz creció en un hogar pobre en el barrio de viviendas subsidiadas de Brooklyn y llegó a vender su sangre para pagar sus estudios. El día que probó un café recién molido en un pequeño local de Starbucks en Seattle, le cambió la vida. Abrió un local con su propia marca, Il Giornale, y dos años después compró Starbucks, que hoy tiene 33 sucursales en 77 países, y también les cambió la vida a millones de personas alrededor del mundo.
El emprendedor, hoy multimillonario, no solo creció en una familia muy pobre, sino que también –con apenas 7 años- compartió el momento en que su padre Fred perdía su trabajo. Era 1961 y el hombre, que manejaba un camión de limpieza para mantener a su familia, chocó y quedó postrado en una silla de ruedas.
“En esa época, las empresas descartaban a los empleados cuando tenían un accidente de trabajo. Y mi padre era un veterano de guerra sin educación”, contó en el diario inglés The Mirror.
Su madre Elaine, que tampoco había completado sus estudios, alentaba al pequeño Howard, su hermana Ronnie y su hermano Michael, pero sobre todo a él. Le decía que sería el primer graduado universitario de la familia, y así fue.
Los esfuerzos de Howard Schultz para estudiar
La manera más sencilla para los estudiantes pobres de Estados Unidos es conseguir una beca deportiva que les permita completar la carrera. Entonces el joven ganó una beca como jugador de football americano para estudiar Comunicación en la Universidad de Michigan del Norte.
Pero las cosas no resultaron como él quería ya que una lesión le implicó la pérdida de la beca, pero él a toda costa quería graduarse. Entonces pidió un préstamo bancario y consiguió muchos trabajos para pagarlo mientras estudiaba. Incluso llegó a vender su sangre –lo cual está permitido en Estados Unidos- para ganar dinero y cumplir con los pagos del préstamo.
El café que le cambió la vida
Una vez que se graduó, consiguió un trabajo como vendedor en Xerox, que luego cambió por otro en una gran tienda de electrodomésticos. Al poco tiempo, hizo un gran descubrimiento: un negocio de Seattle compraba muchas más cafeteras que los demás.
El joven emprendedor decidió viajar hasta Seattle para conocer a Gerald Baldwin y Gordon Bowker, los dueños de ese negocio, llamado Starbucks. El comercio se dedicaba a vender café recién molido o en granos, guardado en bolsas, exclusivamente para consumo hogareño en cinco pequeños locales.
Starbucks, una de las cadenas de cafeterías más populares del mundo.Después de recorrer uno de los locales, un empleado le sirvió a Schultz una taza de un blend recién molido llamado Sumatra. Quedó en contacto con los socios fundadores y un año después, a los 29 años, se había convertido en su Gerente de Marketing. En un viaje a Italia, descubrió que los baristas tenían una relación cercana con sus clientes, de quienes conocían sus nombres y sus preferencias.
En 1985, como los socios rechazaron su propuesta de hacer una compañía al estilo italiano, renunció y creó su propia marca, a la que llamó Il Giornale. Tardó un año en conseguir más de un millón y medio de dólares para su apuesta emprendedora. Dos años después, había ganado tanto dinero que compró Starbucks y se convirtió en su CEO hasta 2000 y luego de 2008 a 2018.
El blend Sumatra se transformó en el favorito de Howard Schultz que, desde que compró los pequeños locales y creó su gran cadena de cafeterías Starbucks, toma cinco tazas por día y disfruta cada una como la primera vez. /
TN
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