Sábado 19 de Octubre de 2024, 14:23

El “Zapatero” Alejandro Flores fue echado de “Los Borrachos del Tablón”
El viernes por la noche, cuando River perdía dos puntos en su estadio tras empatar con Vélez, la barra perdía a uno de sus integrantes históricos y fundamentales: Alejandro Flores, conocido como el Zapatero, fue expulsado de Los Borrachos del Tablón días antes de la excursión que los violentos planean realizar a Belo Horizonte para el encuentro contra Atlético Mineiro en la semifinal de la Copa Libertadores. Y este suceso alertó a toda la Seguridad ya que nadie está totalmente seguro de si Flores, quien fue líder en los años 90 y volvió hace poco, aceptará su expulsión del grupo o producirá acciones bajo la premisa "si yo no estoy, no está nadie". Además, considerando que el Zapatero, que constituyó la columna vertebral del barrio Constitución, tenía la responsabilidad de comunicarse con la Policía y el individuo que mantuvo las relaciones más relevantes con la división de uniformados responsable de la seguridad deportiva. Por lo tanto, muchos comienzan a andar detenidamente y a verificar los baúles de sus vehículos antes de subir, ya que el temor a una zancadilla permea los altos controles de la barra.
La caída de Flores es la segunda que ocurre en la cúpula Borracha, después de la salida de Hernán Taboada en febrero pasado, quien estaba en lucha tanto con el Zapatero como con Ariel Calvici, también conocido como el Pato. Así que ahora solo dos individuos controlan aquel grupo dominante: Calvici, quien mantiene las relaciones sindicales más sólidas, y la familia Ferreras, de Beccar, liderada por Mauro, quienes poseen la mayor cantidad de personas en la tribuna.
Si este monstruo de dos cabezas persistirá o se producirá algún nuevo conflicto para mantener a un solo líder, está por determinarse. Aún está confirmado el viaje a Brasil, donde la barra ejercerá una última demostración de poder para tratar de que la dirección y las entidades de Seguridad Deportiva de Nación y Provincia los excluyan del derecho de admisión. Esto fue algo que uno de los líderes estaba a punto de conseguir antes del partido de cuartos de final con Colo Colo, pero se vio frustrado cuando este medio descubrió como venía la mano.
A Flores, el resto de la barra lo acusó de provocar enfrentamientos con la Policía con el objetivo de dañar al resto y mantenerse como el único líder. Además, le reportaron algunos descuidos en la recaudación de las entradas que los Borrachos reciben al permitirles viajar de visitante, sumado al dinero que se recauda entre la dirección y otros contribuyentes para los traslados. Hay quienes sostienen que intentó persuadir a un hombre del club que a menudo tiene vínculos con los violentos, de que él era el único interlocutor legítimo y eso determinó su partida.
En realidad, Flores no es un recién llegado al mundo barra. Se crió en el antiguo popular Monumental a principios de la década de los 90, época en la que Luis Pereyra, también conocido como Luisito, Edgar Buttasi, más conocido como El Diariero, y Ramón Rito Barrios eran los responsables del paravalanchas mayor. Su ingreso tuvo lugar con la columna del barrio Constitución que tenía como líder a Albino Saldivia, conocido como el Mono, asesinado en 2015. En ese entonces, trabajó como empleado en la Legislatura Porteña, en el Ministerio de Desarrollo de la Ciudad y posteriormente en el Consejo de la Magistratura, mientras disfrutaba de la popularidad. Singularidades exclusivas de la Argentina.
Y el ascenso al liderazgo se dio en 1997, tras la caída del Trío Luisito, Rito, Diariero después del asesinato del hincha de Independiente Christian Rousoulis, el 22 de diciembre de 1996 a la salida de un clásico en Avellaneda. Su padrino político y en el club fue Mariano Mera Figueroa, hijo de Julio, ministro del Interior de la Nación durante el primer gobierno de Carlos Saúl Menem. Desde aquel 1997 y hasta 2001, su influencia en la Sívori fue total pero también se le facturaba que fue una etapa en donde ir a la cancha era arriesgarse constantemente a ser víctima de robos y arrebatos. Alan Schlenker y Adrián Rousseau lo acusaron de liderar una banda que cometía todos esos ilícitos en los estadios y lo terminaron desbancando con el apoyo de la dirigencia que encabezaba José María Aguilar. Y fue echado de la tribuna.
Pero cuando se partió la alianza de los llamados Patovicas, vio la posibilidad de regresar. Primero se alió al grupo de Palermo que tenía a Raúl Oveja Pintos como referente y cuando éstos cayeron por el crimen de Gonzalo Acro, terminó juntándose primero con la barra oficial que lideraban entonces Martín Araujo y Guillermo Caverna Godoy y después, cuando éstos lo echaron, fue a parar con la llamada Banda del Oeste y la facción disidente del Pato Ariel Calvici. De hecho estuvo en dos incidentes tremendos de la barra donde gracias a sus contactos salió ileso: la apretada al árbitro Sergio Pezzotta en el entretiempo del partido contra Belgrano de Córdoba el día del descenso de River en el Monumental y el ataque en la confitería del club el 25 de noviembre de 2014 a Caverna Godoy en la previa del partido entre River y Boca por la Copa Sudamericana, que terminó con Calvici preso y el Zapatero prófugo y cuando se presentó a la Justicia, mucho tiempo después, logró ser sobreseído.
Esos contactos, su relación fluida con la Policía y su militancia en el Justicialismo de la Ciudad le permitieron siempre surfear los momentos críticos de Los Borrachos y regresar tras la caída definitiva de la barra de Caverna cuando se frustró la final soñada en el Monumental de la Copa Libertadores 2018. Empezó a tejer de nuevo y volvió a generar una alianza con Calvici, que tras la pandemia sumó a la familia Ferreras y a Hernán Taboada como las otras patas de una mesa fuerte en la barra. Pero las relaciones empezaron a resquebrajarse y primero se cobraron la figura de Taboada, con quien el Zapatero siempre se había llevado mal por tener visiones distintas de cómo manejar la tribuna y la relación con la dirigencia. Así en febrero de este año lo emboscaron en la esquina de Alcorta y Pampa y entre ocho barras lo atacaron y lo dejaron fuera. Y ahora es él mismo el que queda de lado. Su sostén dentro de Los Borrachos era Calvici, quien esta vez no lo defendió ante el embate del resto. Su respaldo por fuera siempre fue de la Policía y algunos sectores políticos, que habrá que ver cómo juegan ahora. Lo cierto es que la barra ya tiene 150 tickets y dos micros más varios pasajes en avión para estar en Belo Horizonte el próximo martes. Y habrá que rezar para que nada extraño ocurra. /
Infobae
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