Domingo 03 de Noviembre de 2024, 10:28
Gassenbauer, Alperovich y Dante Loza
Pese a la prohibición de que los reclusos tengan celulares en la cárcel, el violador José Alperovich pasa buena parte del día hablando por teléfono con familiares y allegados.
La justicia determinó que Alperovich deberá cumplir los 16 años de condena por violar a sus sobrina en prisión, sin la posibilidad de detención domiciliaria.
En ese sentido, los jueces dejaron debida constancia de que la red de contactos del ex gobernador, y su enorme fortuna, le permitirían fugarse fácilmente en caso de ser trasladado desde la cárcel de Ezeiza a otro lugar.
No podría descartarse incluso que las incesantes comunicaciones de Alperovich con el exterior estuvieran vinculadas con planes para profugarse.
Las charlas telefónicas incluirían frecuentemente a sus hombres de máxima confianza, como Jorge Gassenbauer y el actual jefe del IPLA, Dante Loza, quien mantiene en ese organismo como ñoquis a decenas de amigos y parientes de Alperovich. Otros funcionarios del gobierno provincial también tendrían contacto casi permanente con el violador.
Durante casi 20 años, Gassenbauer y Loza acompañaban habitualmente día y noche a Alperovich, e incluso se encontraban con él en el departamento de Puerto Madero en ocasiones en que el ex gobernador violaba a su sobrina.
Hoy, a través del teléfono, Alperovich les relata la difícil situación que vive día a día. "Esto es muy duro, demasiado, ya no sé si podré soportarlo", sería el comentario cotidiano a sus interlocutores.
Alperovich comparte sus días con otros 25 internos en el pabellón que el penal de Ezeiza reserva para los abusadores sexuales.
Habita una celda de 6 x 3 m², igual a las otras 24 que están en el pabellón. Dentro hay una cama amurada al piso, un inodoro, un lavabo, una mesa con un banquito y un mueble para guardar su ropa. Una ventana con barrotes le permite, al menos, mirar al exterior.
El pabellón de abusadores donde está encerrado Alperovich tiene un área de uso común que se utiliza como comedor. En ese lugar hay un anafe, una estufa, un televisor, un freezer, tres teléfonos fijos y un ventilador. También hay un gimnasio compartido con otros pabellones y una huerta en la que los presos, si quieren, pueden trabajar.
El día comienza a las 7, cuando los guardias hacen el recuento. Luego los internos pueden participar de actividades en los talleres, por lo cual se les paga un sueldo si es que trabajan. A las 14 se reparte el almuerzo en viandas, aunque ellos pueden elegir cocinar su propia comida. Según un informe oficial, a las 19 vuelve a hacerse un recuento y tras esto los presos pueden seguir sus actividades hasta la medianoche, con la cena en el medio, hora a la que deben volver a sus celdas. Tienen permitido permanecer con la luz prendida para poder leer. Y a las 7 recomienza el ciclo que se interrumpe únicamente en ocasión de visitas.
Todos los intentos de la defensa de exponer su estado de salud para insistir en el pedido de morigeración de pena o la excarcelación fracasaron.
La Cámara Nacional de Casación Penal confirmó la decisión del juez Juan Ramos Padilla, que pidió la prisión preventiva de Alperovich al dar a conocer su veredicto.
La Sala I de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional declaró “inadmisible” el recurso que la defensa de José Alperovich había presentado para llevar el reclamo contra su prisión preventiva a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La decisión se tomó en línea con lo planteado por la Fiscalía General ante los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional N° 27, interinamente a cargo de Sandro Abraldes.
En julio, la Sala de Feria de la Cámara Nacional de Casación había rechazado el recurso donde el exgobernador había cuestionado la decisión de detenerlo de manera preventiva, tras la condena a 16 años de prisión por abuso sexual agravado. Cabe resaltar que el 18 de junio pasado, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº29, integrado por el juez Juan María Ramos Padilla, había condenado a Alperovich por considerarlo responsable de tres hechos de "abuso sexual simple" y seis hechos de "abuso sexual agravado por haber sido cometidos con acceso carnal", cometidos entre 2017 y 2018.
Esa misma noche, el magistrado a cargo del juicio oral había ordenado la inmediata detención y la prisión preventiva del exfuncionario. La Sala de Feria confirmó esa decisión. "No caben dudas de que Alperovich cuenta con sobrados medios para eludir el resultado del proceso, lo que torna las derivaciones del juez de mérito respecto del riesgo de fuga por demás razonables", se resaltó.
La condena"Medió violencia, abuso coactivo e intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad y de poder, aprovechándose de que la víctima no haya podido consentir los actos. Alperovich abusó de su sobrina segunda valiéndose de la asimetría de poder que tenía frente a ella. Él era su jefe, detentaba un poder político de inmensa magnitud en la Provincia”, aseguró el juez Juan María Ramos Padilla en los fundamentos de la sentencia por abuso sexual.
En línea con lo expresado en el alegato fiscal, el juez describió las nueve secuencias de abuso que ocurrieron entre fines de 2017 y diciembre de 2018, tanto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como en la provincia de Tucumán. Los episodios se repitieron en el departamento que tenía el acusado en el barrio de Puerto Madero, en la casa que utilizaba para sus reuniones políticas en Tucumán, en una mansión en las afueras y hasta dentro del auto donde se trasladaba generalmente el exgobernador.
Para el juez, lo relatado por la víctima se encuentra sustentado por “múltiples testimonios y elementos probatorios que fueron incorporados al juicio”. Entre ellos, destacó las declaraciones de médicas que atendieron a la joven y el análisis realizado por la especialista del Cuerpo Médico Forense. Consideró también que la defensa no pudo comprobar “una sola falsedad o mendacidad deliberada” por parte de la denunciante, dado que “las características de su relato no han dejado espacio para ello y son sostenidas por pruebas de indiscutible eficacia probatoria”.
“Alperovich abusó de su sobrina segunda valiéndose de la asimetría de poder que tenía frente a ella. Él era su jefe, detentaba un poder político de inmensa magnitud en la provincia donde M.F.L. residía, y esas circunstancias fueron utilizadas por el nombrado para lograr el sometimiento y así coartar la libertad de aquella. Desde esa posición, en pleno dominio de su víctima, Alperovich concretó las agresiones sexuales que he tenido por acreditadas”, aseguró el magistrado en sus fundamentos.
Al momento de valorar los agravantes, hizo foco en la violencia desplegada por el exgobernador en cada uno de los ataques, además de los “constantes comentarios degradantes y humillaciones” que sufría la joven por parte de su agresor, tanto de manera privada como pública.
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