Sábado 09 de Noviembre de 2024, 20:45
La goleada 50-18 contra Italia en Údine representa otro pico que sobresale en el ecocardiograma que marca el pulso del ciclo de Felipe Contepomi. Ante un rival encumbrado, que atraviesa el mejor momento de su historia, los Pumas impusieron su jerarquía jugando con intensidad y concentración máximas durante los 80 minutos y marcaron diferencias a partir de su voracidad ofensiva.
Fueron siete tries y una diferencia de 32 puntos que representan dos marcas en el historial ante Italia, superando los récords de puntos del 39-22 de 2005 y de amplitud del 36-6 de 2002. Además, fue la novena victoria consecutiva ante los italianos, la racha más larga de los Pumas ante un seleccionado del Tier 1. Un inicio ideal para tomar impulso de cara una serie de noviembre a la que le esperan dos compromisos más exigentes: el viernes ante Irlanda, el número 1 del mundo, y luego una visita a Francia. El triunfo contundente de este sábado permite además recuperarse del golpe sufrido en el último partido, la definición del Rugby Championship ante Sudáfrica (derrota 48-7).
Era un compromiso incómodo para los Pumas, menos por la fortaleza del rival, que llegaba después del mejor Seis Naciones de su historia, que por toda la carga de tensión que implicaba tener en el banco de enfrente a Gonzalo Quesada, un entrenador muy cercano al núcleo de jugadores argentinos y que tuvo posibilidades de quedarse con la conducción de los Pumas tras la salida de Ledesma. Así como la semana previa estuvo impregnada de declaraciones relativas a esta relación, aunque más no hayan sido en tono amistoso, cuando sonó el silbato los jugadores lograron abstraerse de esta distracción y se abocaron a jugar. Eso sin contar las bajas de peso con que llegaron los argentinos a Europa: Marcos Kremer, Mateo Carreras, Pablo Matera, Emiliano Boffelli y Santiago Carreras.
Albornoz, ex Tucumán Rugby, aportó siete penales y además apoyó el cuarto try.Si bien el partido se resolvió en el segundo tiempo, cuando los Pumas marcaron cinco de sus siete tries, las dos mitades fueron similares. La diferencia estuvo en que los Pumas mantuvieron la intensidad y la concentración durante los 80 minutos, recuperándose de los momentos altos que tuvo Italia y explotando al máximo los lapsos en los que el rival bajó un poco los brazos. El hambre de victoria y la voracidad ofensiva fue lo que terminó por configurar el abultado marcador.
EFECTIVO. Albornoz, de Tucumán Rugby a Los Pumas.
Otra de las claves fue la capacidad de los Pumas para pelear los rucks y recuperar pelotas en el piso. Por momentos parecían pecar de demasiado cautos para no cometer penales y ser ordenados, lo que permitió que Italia se fuera metiendo de a poco, pero al mismo tiempo tuvieron la virtud de buscar el momento justo para ir por la pesca, y así recuperaron incontables pelotas, incluidas un par en extrema defensa cuando el partido todavía estaba en vilo.
Los Pumas tuvieron un inicio alentador. En la primera posesión, Bautista Delguy burló a la defensa, corrió varios metros y gestó un ataque profundo que se extendió por varias fases. Italia cortó con penal a un par de metros del in-goal y los argentinos se conformaron con sumar de a tres. Los locales mostraron buenas intenciones, tal se esperaba de un equipo de Quesada, pero se encontraron con un equipo que se defendió con orden y disciplina. De un error de manejo llegó el primer try albiceleste: pelota al piso y contraataque letal de 70 metros de Juan Cruz Mallía. Las bondades del juego aéreo de Rodrigo Isgró comenzaron a rendir dividendos a los 28 minutos. Patada cruzada de Albornoz para que el mendocino gane el duelo en las alturas y propicie la segunda conquista, obra de Bertranou.
Con dos jugadas algo fuera de contexto, los Pumas se adelantaban 17-0 en un duelo parejo. No obstante, no lograban tomar el control del partido. En primer lugar por la dificultad para salir del campo propio con el pie, también porque cuando intentaron mover la pelota con las manos predominó la defensa italiana, que forzó muchas pérdidas, y finalmente por aquella condición mencionada de una defensa ordenada pero poco agresiva. Así, Italia tuvo posesión y jugó en campo rival, y así descontó con un try de maul y dos penales para acercarse a cuatro (17-14) al inicio del segundo tiempo.
Con la misma moneda respondieron los argentinos. Arriesgaron yendo al line-out en un penal pateable y tuvieron premio al llegar al try, obra de Joel Sclavi. A partir de allí, el partido se abrió. Los Pumas mantuvieron la intensidad, empezaron a quebrar con mayor asiduidad la resistencia italiana, que se hizo permeable con el paso de los minutos. Y los tries llegaron casi sin parar hasta el final del juego en Údine, al compás de los gritos argentinos que llegaban desde las tribunas.
En sólo seis días, los Pumas tendrán el compromiso más difícil de la ventana, ante Irlanda en Dublín. Un escenario donde nunca pudieron imponerse. Este equipo está destinado a quebrar récords.