El especialista contó que "se trata de una cueva de aproximadamente 1 metro de alto por 1 de ancho, muy cerca al lugar donde el profesor Amadeo Sirolli dio a conocer en 1954 los restos de un gliptodonte hallado en finca La Peña, camino a General Güemes”.
Consultado sobre el tema, el paleontólogo Alfredo Zurita, el mayor experto en el país y del mundo en gliptodontes, explicó a Alonso que podría tratarse de la cueva de un Neosclerocalyptus, el único gliptodonte cuaternario que hizo cuevas. Dijo, además, que es muy parecida a una hallada tiempo atrás en Mar del Plata, cavada por el animal con su dura coraza.
De acuerdo a las características de la paleocueva del Mojotoro, fue el refugio de un ejemplar mediano que pudo haber pesado unos 300 kg o más. La zona de acceso se encuentra demarcada sobre la superficie de sedimentos de limos arcillosos y arenas, de gran contenido de carbonatos y sales. Por ese motivo, el lugar es conocido como “lambedero de vacas”, ya que los bovinos y otros animales lamen la sal de la superficie para completar su digestión.
En hallazgos similares en otros puntos del país, al despejar la guarida encontraron restos fósiles perfectamente conservados. Por el momento no se proyecta realizar ningún tipo de intervención en la paleocueva local.
Según los expertos, el Neosclerocalyptus es un género extinto de gliptodontino que vivió desde el Plioceno al Holoceno en Sudamérica. Este gliptodontido a diferencia de los demás, presenta un inusual cuerpo alargado.
Existen seis especies distribuidas por el territorio argentino. Los periodos interglaciares del Pleistoceno y las barreras geográficas naturales pudieron frenar su población y modificar evolutivamente sus senos fronto-nasales, una característica exclusiva de los gliptodontes pero que en esta especie luce diferente.
La especie se alimentaba de hiervas y bulbos, y medía poco más de 2 metros de longitud.
El ego de la Argentina se infla con cada logro alcanzado por muchos de sus hijos en lo deportivo, cultural y científico. Y hoy puede enorgullecerse también de sus dinosaurios, ya que alberga los ejemplares fósiles más grandes del planeta.
Uno de ellos, el Carnotaurus, un carnívoro con cuernos similares a los de un toro, descubierto en la Patagonia, que se hizo popular en el Mundo Disney.
En el podio también se ubica el Ingentia (gigante en latín), hallado en Ischigualasto, San Juan, que además de su gran tamaño -se calcula tenía el peso de tres elefantes- habitó la zona hace más de 200 millones de años, convirtiéndolo en el más antiguo del mundo hasta la fecha.
Tal como explica Ricardo Alonso en su libro de paleontología “Historia de la vida en la Tierra”, el territorio está plagado de huevos, huellas y aves. “Se pueden encontrar restos de flora y de la fauna que reinaron en el Mesozoico”, contó.
Entre los 230 y 66 millones de años atrás, los dinosaurios dominaron la Tierra. Los restos de los últimos ejemplares que fueron contemporáneos de la gran extinción se han encontrado en Salta y Jujuy, en la formación Yacoraite. Esta es una unidad rocosa calcárea de color amarillo, que se extiende por la zona del Cabra Corral, Maimará, Tin Tin, entre otras.
Con el hallazgo del Tiranosaurus rex, los norteamericanos creyeron contar con el más terrible y gigantesco predador de todos los tiempos. Pero su reinado se desplomó con el descubrimiento en la Patagonia de uno todavía más grande, el Gigantosaurus. Las páginas de la obra de Alonso recuerdan que también aparecieron en esa zona dos carnívoros imponentes para completar la saga, el Tyrannotitan y el Mapusaurus. Estos dejaron atrás a los disnoaurios yanquis.
“Cuando parecía que se había llegado al tope de tamaño, se produjo un hallazgo sorprendente en Chubut: encontraron un femur de 2,5 metros de largo, marcando un nuevo récord mundial”, contó el geólogo. En 2017 un equipo de paleontólogos dio a conocer el que se considera hoy el dinosaurio más grande del mundo, al que bautizaron como Patagotitan: medía unos 40 metros de largo y pesaba unas 80 toneladas.
A todos estos se debe sumar el hallazgo en Argentina de reptiles voladores como los pterodáctilos; o marinos como los plesiosaurios, camadas de huevos en Neuquén, extraños mamíferos y aves, una lista interminables de vertebrados, invertebrados y plantas. Las formidables huellas de la prehistoria incorporan ahora la paleocueva del gliptodonte Neosclerocalyptus, camino a Güemes.
Un dato significativo: el hallazgo en el Mojotoro se produjo en el marco de un trabajo de campo que se realizó como cierre de ciclo de la Diplomatura en Gestión Integral Minera con Orientación en Litio, que brinda la Ucasal y que se encuentra a cargo de Ricardo Alonso y Cristina Garros Martinez. Sin duda, un broche de oro para la especialización.
Los descubrimientos paleontológicos en Salta revelan una sorprendente diversidad de especies que habitaron nuestro planeta. Desde gigantescos saurópodos, herbívoros de cuello largo, hasta feroces terópodos y carnívoros bípedos. Estos animales prehistóricos dejaron una marca imborrable. Sus restos fósiles brindan a los científicos una valiosa ventana al pasado, permitiendo reconstruir los ecosistemas que alguna vez florecieron en esta región. /
El Tribuno Salta