El helicóptero matrícula LV-ZBB había partido desde el aeródromo de Villa Gesell, ingresó a la zona norte de Pinamar para un evento musical y “aterrizó en la playa sin los permisos requeridos, poniendo en riesgo la seguridad de las personas presentes en el lugar”. El piloto ahora no podrá continuar operando.
“Como autoridad aeronáutica, la ANAC reitera su firme compromiso con la seguridad de la aviación civil y no tolerará infracciones que comprometan la integridad de las personas”, marcó el organismo y cerró: “Se tomarán todas las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento de las normativas vigentes y prevenir situaciones que puedan afectar la seguridad operacional en el país”.
La Hoya
En pleno verano, este lugar se transforma en un circuito de peligro peligros e ilegalidad, improvisado por los mismos que se convocan a ese punto. Hay carreras clandestinas, menores manejando y personas que circulan a alta velocidad sin casco. Todos los años hay en accidentes, algunos de ellos fatales. El más reciente fue hace algunos días, cuando una joven de 19 años arrolló a un niño de 8 años mientras circulaba a bordo de un cuatriciclo. El hecho derivó en una causa que quedó bajo la órbita de la UFI N°5 de Pinamar.
Vista aérea de La Frontera, Pinamar.
La Municipalidad de Pinamar -según advierten las autoridades- tiene jurisdicción desde el mar hasta unos 300 metros en dirección al bosque: ahí se concentran cientos de 4x4, UTV, familias con carpas y paradores, lo que se denomina “corredor seguro”, conocido como La Frontera.
Más adentro, comienza La Hoya, una propiedad privada que, según pudo saber LA NACION, pertenece a una histórica familia pinamarense. La zona forma parte de una serie de terrenos repartidos entre familias lugareñas en la época de su fundación y auge. /
La Nacion