Domingo 02 de Febrero de 2025, 09:37

José Rolandi y Lisandro Catalán
Por indicación de Karina Milei "el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, fue corrido de su oficina en la
Casa Rosada, señalado como fuente de algunas filtraciones de reuniones
de ministros y como vestigio arqueológico de lo que alguna vez fue el
imperio de Nicolás Posse. En la caída, arrastró al viceministro de
Interior, el tucumano Lisandro Catalán: ambos funcionarios fueron excluidos esta
semana de la primera reunión de gabinete del año y eliminados del chat
de ministros", indica este domingo el periodista Jorge Liotti en La Nación.
La semana fue explosiva, y Karina pura dinamita. Sin hablar en público ni dar entrevistas, demostró en un puñado de días, y a partir de una secuencia de hechos sin antecedentes, que ostenta un poder único dentro del aparato del Gobierno, señala la crónica.
El martes arrancó con la ofensiva final contra Eduardo Serenellini, un viejo objetivo cuya deriva en la gestión la fastidiaba particularmente. El miércoles fue el turno de la expulsión de Ramiro Marra, otro irredento con el que estaba enfrentada desde el principio de la gestión. Ese mismo día, había protagonizado junto con Patricia Bullrich la ruptura del bloque Pro en la Legislatura porteña, con el pase de tres representantes a LLA. El jueves dispuso una inusual custodia en el pasillo de la Casa Rosada donde los periodistas habitualmente suelen interrumpir el paso de Santiago Caputo para tratar de obtener información del Gobierno.
Mientras ocurría esto, trascendía que por una indicación suya el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, era corrido de su oficina en la Casa Rosada, señalado como fuente de algunas filtraciones de reuniones de ministros y como vestigio arqueológico de lo que alguna vez fue el imperio de Nicolás Posse. En la caída, arrastró al viceministro de Interior, Lisandro Catalán: ambos funcionarios fueron excluidos esta semana de la primera reunión de gabinete del año y eliminados del chat de ministros. Ya era viernes cuando ella bajó la orden de no aplicar el protocolo antipiquetes para la marcha de ayer (decisión que dejó muy incómoda a Bullrich) y en alguna reunión informal admitió que la postulación de José Luis Espert en la provincia de Buenos Aires no la termina de convencer, razón por la cual el diputado tiene por ahora poca visibilidad en las actividades partidarias.
La implacable demostración de poder que hizo en estos días Karina Milei, “el Jefe”, cobra más relieve porque fue en detrimento de las principales figuras libertarias. Serenellini y Marra son dos amigos del propio Presidente desde mucho antes de que desembarcara en el gobierno. El primero llegó a albergarlo en su casa para las fiestas de fin de año, sensibilizado por la soledad de quien entonces era apenas un economista excéntrico. El segundo fue cofundador del partido y quien introdujo a Santiago Caputo al entorno de los Milei. El corrimiento de ambos demuestra los límites políticos que tienen los vínculos afectivos con el Presidente.
Rolandi y Catalán son los hombres de confianza de Guillermo Francos y estaban destinados a ser cuasi ministros cuando se resolvió fusionar la Jefatura de Gabinete e Interior. Santiago Caputo y Patricia Bullrich son espadas clave de la gestión. Todos ellos fueron testigos de cuan impiadosa puede ser la hermana cuando se propone algo. Lo que no tiene de experiencia lo suple con una frontalidad sin rubores. Pesa en estos movimientos el desinterés y muchas veces el agotamiento que le produce a Javier Milei la ejecución diaria de la gestión en temas no económicos, y ni hablar de los preámbulos electorales. “Hablen con mi hermana”, es una frase que escuchan muy a menudo los interlocutores del Presidente. La pregunta de fondo sería: ¿Karina doblega a Javier, o en realidad Javier piensa lo mismo y Karina le sirve de escudo?
Él exhibe alivio en esa delegación de tareas ingratas, no lo asume como una devaluación de su poder. Siente que él y su hermana son parte de la misma esencia, aun cuando también tienen sus discusiones. Sobre todo en los últimos tiempos, por la relación con Mauricio Macri. Él dice sentir un gran afecto por su antecesor; para ella, es un exponente del pasado que fracasó.
Cuando Karina Milei avanza y dispone, el triángulo de hierro se convierte por un rato en una línea recta, que se inicia con Javier, sigue con su hermana y termina en Santiago Caputo. La geometría del poder es flexible. El asesor es un hábil intérprete de los Milei y sabe que en esa sociedad de gobierno es un gerente general, no un accionista.
Tiene un área de influencia verdaderamente sorprendente y muchas veces ejerce como un virtual jefe de Gabinete. /
La Nación
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