Martes 04 de Marzo de 2025, 10:26
La comunidad de Lules sigue impactada por la trágica muerte de Kiara Jazmín Caro, la niña de siete años cuyo cuerpo fue hallado el domingo en las márgenes del río Lules. Su madre, Daniela Ávila, quien denunció su desaparición en la madrugada, quedó detenida junto a su pareja, Matías Sebastián Paz, debido a inconsistencias en su relato.
La Fiscalía de Homicidios I, a cargo de Pedro Gallo, encabeza la investigación y podría imputarlos formalmente en las próximas horas.
Vecinos de la zona donde se encontró a la menor han manifestado temor a revelar sus identidades debido a los antecedentes conflictivos de la familia materna. Se supo que el hermano de Ávila cumple una condena por abuso de menores, el padre biológico de Kiara está preso en la cárcel de Villa Urquiza y la madre podría tener antecedentes policiales.
Esta situación ha generado un ambiente de desconfianza y precaución entre los vecinos, quienes prefieren mantenerse al margen por temor a represalias.
Por esta razón, la Policía tomó declaraciones a los testigos mediante grabaciones de audio en el lugar del hallazgo, resguardando su identidad.
"Ya estaba borracha en el partido, antes de llegar al corso", afirmó un vecino, asegurando que Ávila había estado consumiendo alcohol desde horas antes de la desaparición de la menor.
La alerta sobre la desaparición de Kiara se dio el domingo a las 9 de la mañana, cuando familiares comenzaron a buscarla. Una mujer, identificada como "tía" de la menor, sugirió que la niña podría haber intentado cruzar el río por su cuenta, lo que generó preocupación en los vecinos. "El río estaba crecido, no iba a cruzar por ahí la nena", señaló una vecina con escepticismo.
Minutos después, dos niños que jugaban en la zona vieron algo flotando en el agua. "Mirá mamá, allá hay algo", exclamaron. Al acercarse, los vecinos descubrieron que se trataba del cuerpo de Kiara.
A diferencia de lo informado en un primer momento, el hallazgo no fue realizado por la Policía, sino por los propios vecinos.
El testimonio de testigos indicó que el cuerpo no estaba oculto ni semienterrado, sino a la vista, flotando en el río. Una mujer identificada como "tía" ingresó al agua, tomó el cuerpo en brazos y lo llevó hasta la orilla. Intentó reanimarla, pero de manera rudimentaria, aplicándole golpes en el pecho en lugar de maniobras de RCP adecuadas. Al notar que la menor no reaccionaba, pidió una sábana para cubrirla, preocupada por la presencia de otros niños en el lugar.