Viernes 18 de Abril de 2025, 09:05
“Yo pensaba que el colegio era un lugar seguro”, dice Mili, quién rompe a llorar al recordar lo que pasó ayer. La joven fue dada de alta del hospital de Trancas luego de las 10 y está sentada junto a otras cuatro chicas en la vereda de la comisaría. “Me asusta bastante la situación”, agrega entre sollozos y cuenta como se siente: "Estoy mejor pero me duele un poco el estómago”. “Desayuné a las 8 y cerca de las 11.30 me empecé a sentir mal. Tenía escalofríos, dolor de cabeza y mareos. Me comenzó a doler el pecho y no podía respirar. En el CAPS me dijeron que era mejor que me trasladarían a Trancas para recibir mejor atención”, detalla una de las alumnas que sufrió la intoxicación en la escuela N°44 Provincia del Neuquén, en San Pedro de Colalao.
A menos de 100 kilómetros de San Miguel de Tucumán, la comunidad tranqueña enfrenta desde ayer una situación que alteró la calma habitual del pueblo. Más de 70 alumnos fueron asistidos por cuadros de intoxicación, en un hecho que conmocionó a las familias, colapsó el centro de atención primaria (CAPS) local y activó investigaciones sanitarias y policiales. Padres, madres y vecinos piden respuestas urgentes mientras continúan los estudios sobre la posible causa del malestar que afecta a estudiantes de distintos cursos.
n la plaza central ya no se respira el aire calmo de siempre. Las veredas cercanas a la escuela y la comisaría están ocupadas por padres que buscan explicaciones. La tensión se palpa. “Estamos afuera de la escuela porque buscamos respuestas y no hay ningún directivo. Queremos saber qué pasó porque mi hija salió bien de mi casa”, expresó Fabiana Guanca, madre de una alumna.
El testimonio de los padres revela la gravedad de lo vivido. Norberto Colqui, padre de una adolescente afectada, relató la cronología del episodio: “Todo comenzó a las 9 y a las 10, algunos padres se comenzaron a enterar de lo que estaba pasando. A las 11.30 ya habían pasado más de 25 chicos por el CAPS y entonces colapsó. Muchos niños estaban mal y ellos mismos llamaron a sus padres para comunicarles porque la directora no informaba para que los retiraran de la escuela”, declaró Colqui.
La situación empeoró con el correr de las horas. “A las 17.30 habían ingresado 60 para ser atendidos. Los fueron mandando a sus casas pero al rato regresaban con los mismos malestares. Me pasó que entré al colegio y sentí un olor penetrante que me generó una molestia en la garganta y la nariz. Al mediodía esa molestia ya era un dolor muy fuerte y me subió la temperatura. En el CAPS me tomaron la presión y estaba baja por lo que lo asociaron a los nervios del momento pero el dolor no fue por eso. Me pusieron dexametasona para aliviar los síntomas”, explicó el hombre.
EN LA COMISARÍA. Las alumnas y sus padres esperan para realizar las denuncias.
Una reunión realizada la semana pasada ya había encendido las alarmas. El miércoles hubo una reunión con pedagogos y directivos de la escuela donde los padres expresaron la preocupación sobre los episodios de violencia que sufren sus hijos por parte de un grupo de alumnos que amenazan y, supuestamente, ofrecen sustancias ilegales a los chicos. "Todo eso quedó escrito en el acta de esa fecha y la directora tendría que haber tomado cartas en el asunto”, enfatizó Colqui.
Su esposa, Mónica Martínez, sumó un dato clave: “Mi hija contó que cuando ingresó a la escuela ayer sintió un olor fuerte que parecía leche podrida y cigarrillo”, describió Martínez.
Los rumores crecieron entre la comunidad educativa. Los alumnos de varios cursos coinciden en que el viernes, durante una caminata organizada por la institución, algunas estudiantes presentaron síntomas similares a los del miércoles: desmayos, vómitos y mareos. “Los profesores no tomaron en cuenta esos casos”, cuestionaron los padres.
El misterio persiste. Los familiares descartan intoxicación por monóxido de carbono porque no hay calefacción en las aulas. Tampoco creen que la comida sea la causa exclusiva del cuadro: “Chicos que no consumieron la chocolatada mostraban los mismos síntomas”, dijeron los padres apostados en la vereda de la institución. Además, aseguran que ningún adulto de la escuela, ni del equipo docente ni del personal de cocina, presentó síntomas.
“Yo asistí a mi ahijada, Fernanda. La llevé temblando y sin poder mover las piernas. Estaba completamente dormida y la enfermera del centro de atención la tuvo que cachetear para que reaccionara. Cuando logró abrir los ojos, le pregunté si veía y me dijo que no”, relató un tía.
“Fue horrible lo que vi”, dijo Carina Betencourth, madre de otra joven con la voz cortada y lágrimas en los ojos sobre el estado en el que encontró a su hija ayer. “Ella no hablaba cuando la vi. Tenía taquicardia y los ojos se le iban para atrás. Esa mañana recibí un mensaje que decía: ‘Mamá, es la primera vez que desayuno en la escuela y ya se van desmayando nueve chicas porque parece que el desayuno tiene algo. Te aviso por si me llego a sentir mal’, compartió Betencourth.
Daniela Guanca también enfrentó una situación desesperante: “Mamá, no sostengo mi cuerpo”, le dijo su hija cuando la fue a buscar. “Al entrar a la escuela, la escena era de muchas niñas siendo abanicadas porque estaban descompensadas”, describió Guanca.
Las autoridades investigan distintas hipótesis. El ministro de Salud, Luis Medina Ruiz, confirmó que hasta ahora los análisis toxicológicos dieron negativos para varias sustancias y que muchos alumnos no habían ingerido el desayuno, lo que pone en duda que ese sea el origen de la intoxicación.
Gabriela Valdez, jefa de la comisaría local, señaló que hasta el mediodía se habían radicado 17 denuncias. “Hay muchos rumores sobre un menor y el consumo u ofrecimiento de drogas que no están confirmados y en base a esos dichos se creó una psicosis”, advirtió Valdez.
“Se sospecha de la ingesta del chocolate del desayuno y por las dudas también se está investigando el agua”, explicaron desde el Ministerio de Educación. Mientras tanto, los resultados de las muestras tomadas por el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) aún no están disponibles.
Luciana, de 14 años muestra la pequeña venda en su brazo izquierdo producto de los varios sueros que recibió al igual que sus compañeras. Se ven exhaustas y tristes. Ella es alumna de tercero, fue afectada y relató lo que sintió: “La garganta se me cerraba y el cuerpo se desvanecía. Tenía náuseas pero no podía vomitar. Sentía sueño repentino. Me asusté mucho y tengo miedo”.
“Todavía nos sentimos un poco mal, a mí me duele la cabeza y no me calma”, contó Paula, otra alumna mientras espera junto a su madre para radicar la denuncia. /La Gaceta