Martes 13 de Mayo de 2025, 07:07
Un jornalero de Monte Quemado, Copo, quedó a un paso del juicio oral, casi tres años después de asesinar a puñaladas al amante de su esposa, tras sorprenderlos teniendo sexo bajo un algarrobo blanco, en un sector denominado la "pista de aviación".Se trata de
Esteban Raúl Ybarra, quien enfrenta cargos de "homicidio simple" en perjuicio de
Luis Alejandro Abregú, perpetrado la madrugada del 27 de junio del 2022.
Según la investigación del fiscal,
Gabriel Gómez, Ybarra convivía hace 12 años con
Flavia "Ñata" Díaz, con quien tuvo cinco hijos.
En su declaración, "Ñata" reveló que la tarde anterior fue a casa de unos amigos a jugar al fútbol. Después, se congregaron en casa de su amante, Abregú. Compartieron pizzas, cervezas y fernet.
Ya de madrugada, "Ñata" y Abregú emprendieron el regreso a casa de la mujer en el barrio Aeropuerto. En el camino acordaron tener sexo. Y en plenos arrumacos habrían sido sorprendidos por Ybarra.Estalló una pelea entre los hombres. "Ñata" quiso terciar y su esposo la mandó al piso de una certera trompada entre los ojos y la nariz. Asimismo, extrajo un cuchillo tipo carnicero e hirió mortalmente a Abregú.
Luego, "Esteban me llevó en hombros a casa. Me puso en la cama y limpió la sangre", declaró "Ñata" en la Justicia. Al mismo tiempo, Abregú caminó y cayó muerto frente a la casa de un amigo. El informe forense destacó "… una herida de 5 centímetros de ancho a la altura del tórax a 3 centímetros de la tetilla".
Ahora, las partes acudieron ante el vocal, Raúl Santucho, en la audiencia de etapa intermedia. La defensa, a cargo de Malena Bustos y Pedro Orieta requirieron pericias psiquiátricas para Ybarra. Están convencidos de que se trató de un homicidio en estado de emoción violenta.
Por el contrario, el fiscal Gabriel Gómez sería partidario de la elevación lisa y llana y que un tribunal selle la suerte final de Ybarra, sobre quien sobrevuela el fantasma de una condena oscilante entre 8 y 25 años de prisión. El vocal Santucho difirió su resolución, enfatizaron los voceros. /
El Liberal