Viernes 23 de Mayo de 2025, 07:47

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Lo que debía ser una fiesta del fútbol santiagueño terminó empañado por un hecho de violencia inadmisible: el árbitro Fernando Ortiz fue agredido de un golpe de puño por el jugador Exequiel Vergara, suplente de Sarmiento de La Banda, en pleno desarrollo del clásico bandeño frente a Central Argentino. El partido, disputado el pasado miércoles por la noche, finalizó con victoria para el "Albo" por 3 a 0, pero la agresión quedó en el centro de todas las miradas.Ortiz, de 39 años, denunció públicamente lo sucedido y anunció que ya presentó el informe correspondiente, además de anticipar que radicará una denuncia penal contra el jugador agresor y pedirá una orden de restricción por las amenazas recibidas tras la expulsión.
Según relató Ortiz, todo se desencadenó cuando el preparador físico de Sarmiento lo insultó durante el partido. El árbitro decidió expulsarlo y lo acompañaba al túnel cuando observó que
Exequiel Vergara, quien realizaba la entrada en calor, comenzó a actuar con violencia. Primero le arrojó una botella al juez de línea, y al ser expulsado por Ortiz, reaccionó con un golpe directo al rostro del árbitro.
"Lo conozco, lo dirigí muchas veces. Sé que tiene su temperamento, pero no esperaba esa reacción. Fue totalmente desproporcionada y sin justificación", expresó Ortiz en declaraciones posteriores. "Sarmiento estaba compitiendo, el partido no tenía ninguna jugada polémica. Fue un acto de violencia sin sentido", agregó.
A pesar de la gravedad del hecho, Ortiz lamentó la falta de un pedido de disculpas formal por parte de la dirigencia de Sarmiento. “Ni un acercamiento. Solo se preocuparon por el control de planillas. El cuerpo técnico y algunos jugadores sí me mostraron solidaridad, pero de la dirigencia, nada. No me cambia, pero esperaba algo distinto”, comentó con decepción.Tras el golpe, el árbitro no pidió asistencia médica. Bebió agua, se recuperó y decidió continuar el partido hasta el final. "Sentí la molestia lógica del golpe, pero decidí seguir. No quería que este hecho lamentable interrumpiera el espectáculo deportivo", subrayó.
Este incidente podría marcar un antes y un después en el fútbol local. La agresión física a un árbitro, más allá del nivel de competencia, es un hecho grave y tiene consecuencias legales. Ortiz ya inició las acciones correspondientes: "Esto no va a quedar acá. Haré la denuncia penal y pediré una perimetral, porque me amenazó incluso antes de salir del campo de juego", aseguró.
La Justicia ahora deberá intervenir, mientras las ligas deportivas y asociaciones arbitrales locales evalúan medidas de protección adicionales. El repudio generalizado no se hizo esperar en redes sociales, donde jugadores, colegas y espectadores expresaron su solidaridad con Ortiz.
Este episodio reaviva el debate sobre la violencia en el deporte y el respeto a las autoridades dentro del campo de juego. Mientras la Justicia investiga y se aguarda una eventual sanción ejemplar, Ortiz resume el sentimiento que compartieron muchos árbitros: “Uno no se para en una cancha para ser insultado o agredido. Estamos ahí para impartir justicia deportiva, no para ser blanco de violencia”.
En un deporte que debe unir, hechos como este reflejan lo contrario. La pelota sigue rodando, pero las heridas del golpe aún laten en la memoria del árbitro y del fútbol santiagueño.
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