Miércoles 18 de Junio de 2025, 20:42

La principal acusada fue sentenciada a perpetua. Con la decisión del jurado popular, después de seis meses de audiencias, terminó un juicio histórico en la provincia. ambién fue condenada la ex directora del hospital, a cinco años de prisión. El ex m
La enfermera Brenda Agüero fue condenada a prisión perpetua por la muerte de 5 bebés en el hospital Materno Neonatal “Ramón Carrillo” de Córdoba. Cuando se conoció la noticia, conmocionó al país porque parecía el argumento de una película de terror: recién nacidos sanos que morían a las pocas horas en un hospital y, detrás, la sospecha de que la mano asesina era una enfermera. Tres años después, fue un jurado popular el que decidió que Agüero es culpable/inocente.
Agüero fue declarada culpable del delito de homicidio calificado por procedimiento insidioso reiterada en cinco casos y tentativa de homicidio en otros ocho casos, de bebés que pudieron sobrevivir. Para el jurado, se comprobó, la enfermera de 30 años les inyectó insulina o potasio, dos sustancias que terminaron siendo incompatibles para la vida de los pequeños.
Fueron 10 horas de deliberación en los pisos superiores del edificio de Tribunales 2, donde desde el 6 enero se llevaron a cabo las audiencias de uno de los juicios con más trascendencia mediática de la historia judicial de Córdoba.
El juicio comenzó el 6 de enero y es uno de los más importantes que se realizó en Córdoba. A lo largo de seis meses de audiencias,
se analizó también la responsabilidad de médicos del hospital (incluida su ex directora, Liliana Asís) y de varios funcionarios públicos, entre ellos quien era la máxima autoridad sanitaria de la provincia en ese momento, el ministro Diego Cardozo.
Fuera del tribunal, hubo dos vigilias: la de las madres y padres que perdieron a sus bebés, y familiares de Agüero. Fue un largo debate porque debió resolverse no sólo la situación de la enfermera sino de cada uno de los otros imputados.

Juicio por la muerte de bebés en el Hospital Neonatal Córdoba
Familiares las víctimas del caso Neonatal
Una historia de terror
Los primeros casos ocurrieron el viernes 18 de marzo de 2022. Ese día a la mañana, pocas horas después de haber nacido, se descompensó Francisco, el primer bebé en fallecer y el único que había nacido por cesárea. Era el tercer hijo de Vanessa Cáceres, una de las madres que fue más activa en su reclamo de justicia.

Cuando habló en el juicio, el 14 de enero, el testimonio de Vanessa --que declaró vestida con una remera con el rostro de su bebé-- fue desgarrador: “
Le reventaron el corazón. El corazón de mi hijo estaba totalmente destruido”. Esa misma mañana, también se descompensó Uma, la hija de Natalí Martínez. La beba logró sobrevivir.
Pasó un mes, y otra vez la tragedia: el sábado 23 de abril murió Benjamín, el primer hijo de Damaris Bustamante.
La mujer realizó un detallado relato de la violencia obstétrica que sufrió y contó que alcanzó a tener a su bebé en brazos 40 minutos. Fue la primera madre en dar testimonio en el juicio, y una de las más duras en apuntar contra la enfermera Agüero: “Si tu hijo se muere, va a ser tu culpa”, aseguró que le dijo la enfermera.

Damaris, madre de Benjamín, en uno de los testimonios más impactantes del juicio.
Al día siguiente, otros dos casos: Francesca y Luna, las hijas respectivamente de Justine Bustamante y Magalí Hermosilla, que
tuvieron que pasar varios días internadas pero pudieron salvar su vida. Lo mismo que Isabella, la hija de Gabriela González, que se descompuso el 26 de abril.
Hasta ese momento, estos casos lo adjudicaron a la vitamina K e incluso los trataron como una reacción a esa vitamina. Pero días después, con el séptimo caso, el de Gino, el hijo de Yasmín Barrionuevo, se descartó definitivamente esa hipótesis porque
al bebé le encontraron dos pinchazos en la pierna derecha cuando esa inyección la recibió en la derecha.

Vanessa Cáceres, la mamá de Francisco, el primer bebé fallecido.
Los casos no pararon. El 1° de mayo, Junior, el bebé de Brenda Leiva, tuvo un pico de insulina que lo llevó a estar 12 días internado. Y menos de dos semanas después, la tercera muerte: Ibrahim, el hijo de Julieta Guardia. A la familia le dijeron que se trató de una muerte súbita, pero no pudieron comprobarlo porque desde la dirección del hospital los desalentaron a realizar una autopsia.
El fin de semana siguiente se produjo la llamada "noche fatídica" que terminó siendo central en la investigación

El hospital Materno Neonatal, donde ocurrieron las muertes. Foto Javier Cortez / Archivo
En la madrugada del lunes 6 de junio hubo cuatro casos, de los cuales dos fallecieron: Melody, la hija de Brisa Molina, y Angeline, la hija de Yoselín Rojas. Angeline fue la primera bebé a la que le realizaron una autopsia, y allí surgió el indicio del exceso de potasio. Melody, la hija de Ludmila Torres, fue una de las sobrevivientes (que sigue medicada y con secuelas) y Pilar, la hija de María Martín, la última protagonista de esta historia de terror: se salvó porque las médicas se dieron cuenta que le habían inyectado algo, presumieron que era potasio y pudieron tratarla rápidamente.
La denuncia y la investigaciónDespués de esa madrugada fatal, se dio licencia a 23 personas que habían estado trabajando y las autoridades del hospital iniciaron una investigación interna pero sin dar aviso a la Justicia. Tras tomar declaraciones en ese sumario interno, el cerco se cerró sobre Agüero, a quien le extendieron la licencia mientras el resto del personal se fue reincorporando.
Pero
tuvo que pasar casi un mes para que interviniera la Justicia: no fueron las autoridades del hospital las que denunciaron las muertes, sino el ingeniero Francisco Luperi, esposo de la anestesióloga del hospital Virginia Zamora. Enterado por su mujer de las muertes y las sospechas y, para protegerla a ella, se presentó ante el juzgado el 4 de julio
. "Forma parte de los deberes de un ciudadano", dijo Luperi sobre esa denuncia frente al jurado y los jueces cuando le tocó declarar en el juicio.

Liliana Asís, ex directora del hospital. Foto Ariel Carreras
La causa recayó en el fiscal Raúl Garzón, quien mandó a allanar el hospital para buscar pruebas. Finalmente, el 11 de agosto, el caso trascendió a los medios y
se empezó a hablar de “una mano negra” de una enfermera que habría provocado las muertes.
Fue el 19 de ese mes cuando detuvieron a Brenda Agüero, quien desde entonces está presa en el penal de Bouwer. Según relataron varias madres en el juicio,
cuando comenzaron a ver a la mujer en los medios, se dieron cuenta de que era quien las había atendido luego del parto. Algunas refirieron con precisión que por ejemplo los había acomodado o tocado, y que luego de eso los bebés comenzaron con problemas.
Los expertos que firmaron el peritaje multidisciplinario sobre los 13 casos que se presentó en el juicio no pudieron encontrar un patrón común en todos ellos, pero sí
concluyeron que fueron homicidios sin lugar a dudas las muertes de Angeline y de Melody, los únicos dos casos en los que se hicieron autopsias, y que también hubo certezas de inoculación externa en tres bebés que sobrevivieron. Aseguraron que en hallaron niveles inauditos de potasio y de insulina en sangre y que “la única explicación que puede tener es que se haya aplicado de manera exógena”.

Una movilización de familiares pidiendo justicia, cuando estalló el caso, en 2022.
En el celular de Agüero, en tanto, encontraron
varios archivos sobre efectos del potasio en los bebés. La enfermera argumentó que era material de formación que tenía, justamente, por su trabajo y que se los había compartido una compañera. Siempre defendió su inocencia.
“
Cuando veo que hablan de asesina serial, no puedo creer que un área que tanto amaba sea mi desgracia. De amar tanto algo, eso que amas te termina arruinando la vida", declaró en el juicio y culpó a los medios por haber formado sobre ella una imagen falsa. En su alegato, su abogado fue en la misma línea y afirmó que la causa contra Agüero fue "armada" y que permitió cerrar mediáticamente el caso en un año electoral.
La responsabilidad de las autoridades
La fiscalía y las dos querellas que representan a las familias avanzaron también sobre la responsabilidad en las muertes de las autoridades por no dar aviso a la Justicia ante las primeras muertes que ocurrieron en el hospital.
Para los fiscales, si los hechos se hubieran denunciado cuando los funcionarios tomaron conocimiento, se podrían haber obtenido más pruebas, colocado personal de seguridad en el centro obstétrico y evitado muertes. /
Clarín
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