Jueves 19 de Junio de 2025, 10:44
Claudio tiene 31 años, pero su apariencia engaña, ya que parece un nene de 10. Desde chico, supo que su cuerpo no se desarrollaba como el de los demás y poco después descubrió que tiene déficit de la hormona de crecimiento, una condición poco común que también atravesó Lionel Messi en su infancia.
“Tenía amigos en la primaria que eran casi de mi altura. Después me los crucé y ya habían crecido. Yo no”, dice el joven, al que todos conocen como “Pollo”, en una entrevista con Telenoche.
Sin embargo, a diferencia del astro argentino, Claudio no pudo continuar con el tratamiento. Lo suspendió a los ocho años, cuando su papá se enfermó y su familia ya no pudo sostener los costos. “El médico me dijo que había que seguirlo, pero no pudimos”, contó su mamá, Marta.
Con el tiempo, “Pollo” entendió que no iba a crecer más y que su cuerpo no iba a desarrollarse. “Yo no crezco como una persona normal. Ya quedé así”, explicó. Además, la condición afecta su desarrollo hormonal y reproductivo. “No puedo tener hijos, pero me hubiese gustado juntarme con alguien y formar una familia, pero no se pudo”, sumó.
Actualmente, vive con su mamá y su hermana en una casa humilde con techo de chapa que se llueve cada vez que hay una tormenta. No tienen agua corriente y, para lavar la ropa o cocinar, tienen que pedirle agua a una vecina o ir hasta una estación de servicio.
“Mi casa se llueve toda, hasta la cocina”, contó mientras mostraba los tachos que usan para juntar el agua de lluvia. “Mi sueño es poder remodelar la casa, dejarla linda, hacerla más segura para mi familia. No pienso en mí. Primero mi casa, después mi familia y después yo”.
La historia de Claudio no fue fácil: repitió dos veces la primaria y sufrió bullying durante años. “Me pegaban, me empujaban, me decían cosas, me dolía. Pero nunca se lo mostré a mi familia”, recordó.
Con el tiempo se volvió más retraído, pero nunca perdió el deseo de salir adelante y hoy sueña con conseguir un trabajo más estable para ayudar a su familia. “Me gustaría trabajar en una panadería, en un kiosco, de mozo, de lo que sea”, relató el joven, que hoy trabaja vendiendo milanesas junto a Susana, una vecina del barrio.
En su barrio lo conocen todos. Lo saludan, le tienen cariño y saben por todo lo que pasó. “Siempre está con buena onda, ayudando en lo que puede”, dijo un vecino.
“Pollo” agradece cada gesto y se emociona cuando siente que alguien lo ve. “Me hubiese gustado seguir el tratamiento como Messi. Me hubiese gustado crecer, pero después me acepté así como soy”, concluyó. /TN