Azahar de limón tucumano: la primera miel del país con Indicación Geográfica

Domingo 22 de Junio de 2025, 14:18

Una abeja trabaja entre flores de azahar de limón, símbolo del sabor y la esencia de la miel tucumana.



Los apicultores tucumanos que producen miel de azahar de limón lograron un hito para su trabajo: este producto es el primero en la Argentina en obtener un Sello de Indicación Geográfica (IG), lo que les permite percibir hasta un 25% más por su venta.

Detrás del logro hay más de 15 años de esfuerzo compartido entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA Famaillá), instituciones provinciales y los propios productores, que apostaron a las buenas prácticas y a la protección de un producto emblemático del noroeste.

La miel de azahar de limón tucumana es única por sus atributos sensoriales, como su color claro, su aroma floral suave y su textura cremosa, que le confiere un sabor dulce con un leve toque ácido al final. Estas cualidades provienen del clima y los suelos de la región, pero también del conocimiento local que se ha transmitido entre generaciones de apicultores.

Alejandro Álvarez, del Área de Agroindustria y Agregado de Valor del INTA Famaillá, explicó que la IG no sólo garantiza el origen del producto, sino también su composición y el trabajo que hay detrás. “Este tipo de distinciones reconoce las características del lugar y los saberes aplicados a la obtención de la miel, protegiendo su calidad y brindando mayor rentabilidad a las familias apícolas”, señaló.

A la par, desde hace más de 15 años, el Laboratorio de Agroindustria del INTA junto al Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal (Inbiofiv) del CONICET y el Laboratorio de Palinología de la Universidad Nacional de Jujuy vienen estudiando la miel para comprender su composición y su valor diferencial. Este trabajo articulado contribuye a que el producto sea cada vez más competitivo y que los apicultores tengan la oportunidad de abrir nuevos mercados.

Miel citrus tucumana, reconocida por su sabor floral y calidad diferenciada.
  
El sello de Indicación Geográfica destaca el origen y la calidad única de la miel tucumana

Con el Sello de Indicación Geográfica ya obtenido, el desafío para el sector apícola tucumano pasó a ser la implementación de buenas prácticas que garantizaran la calidad del producto. Por eso, desde el INTA Famaillá impulsaron capacitaciones para que los productores pudieran adoptar un protocolo que incluye pautas sobre dónde ubicar los apiarios, qué insumos utilizar para el cuidado sanitario de las colmenas y cómo realizar la cosecha, extracción y fraccionado de la miel.

También estableció los registros a completar y las condiciones edilicias e higiénicas que deben cumplir las salas de procesamiento, siempre habilitadas por SENASA.

La ejecución del protocolo es auditada cada año por un equipo multidisciplinario que incluye a la Dirección de Ganadería y Alimentos de la Provincia, la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria de la UNT y el propio INTA Famaillá.

Los estudios fisicoquímicos y sensoriales se realizan en el Laboratorio de Agroindustria del INTA, mientras que los análisis palinológicos se llevan a cabo en los laboratorios especializados de la Universidad Nacional de Jujuy y del Instituto Miguel Lillo.

 Alejandro Álvarez, del INTA Famaillá, impulsa la mejora continua de la miel tucumana junto a los productores locales.

Los avances en calidad y trazabilidad del producto también se acompañan con estudios que valoran su aporte a la salud. Según explicó Álvarez, la miel de azahar de limón contiene flavonoides como hesperidina y hesperetina, que le confieren propiedades antioxidantes, antimicrobianas y flebotónicas, lo que la posiciona como un alimento funcional y saludable.

Este proceso fue posible gracias a un trabajo articulado entre distintas instituciones públicas y privadas: productores organizados en cooperativas, la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), el Punto Focal NOA de la Secretaría de Agricultura nacional y el INTA Famaillá.

Todos ellos apuestan a que la miel tucumana continúe sumando valor y prestigio en los mercados nacionales e internacionales.

  En el laboratorio, la investigación garantiza la calidad y pureza de la miel antes de llegar al consumidor.

El éxito del Sello IG es, en definitiva, una señal para seguir defendiendo la riqueza productiva local y el trabajo cooperativo que involucra a científicos, extensionistas y productores tucumanos. /TN