Boca y River, las dos caras de un papelón en el Mundial de Clubes de EEUU que dejó muy mal parado al fútbol argentino

Jueves 26 de Junio de 2025, 14:38

El equipo de Russo se despidió empatando con un rival amateur.



Se acabó el Mundial de Clubes para Boca y para River, los dos gigantes del fútbol argentino que no supieron o no pudieron representar al país de la forma adecuada en el certamen de 32 equipos que se desarrolla en Estados Unidos. Fueron grandes por su gente pero dentro de la cancha dejaron mucho que desear, cada uno con sus atenuantes, sus méritos y sus pecados.

Duele ver los octavos de final del Mundialito que organizó la FIFA y no encontrar equipos del país campeón del mundo en Qatar 2022. Y no hay excusas respecto al poderío de los europeos porque entre los 16 mejores habrá uno de la MLS como el esforzado Inter Miami de Lionel Messi, el Monterrey mexicano y el pleno de los cuatro brasileños, extendiendo su dominio en la Libertadores a esta cita ecuménica.

Se llegó a la tierra de las oportunidades con el desafío de cruzarse con el Primer Mundo del fútbol pero, mal que nos pese a los argentinos, el techo ya no es Europa sino Brasil, país que atraviesa la mayor crisis de su historia en selecciones pero que a nivel clubes arrasa. De 2019 al presente ganaron las seis Libertadores que se jugaron y en cuatro pusieron a dos equipos en al final.

El presidente Javier Milei tomó esos datos para volver a insistir con las SAD en el fútbol argentino y habló de "fracaso", en otro capítulo de su guerra contra la AFA de Claudio Tapia. El debate no debe atarse sólo a los resultados: hace poco Racing se llevó puestos a Red Bull Bragantino, Athletico Paranaense, Corinthians y Cruzeiro, y repitió en la Recopa contra Botafogo. Todos brasileños. El problema parece ser de fondo.

Es que Argentina sigue brillando gracias a sus individualidades, por los Messi, los Di María, los Otamendi, Enzo, Lautaro y siguen las firmas. Por algo es uno de los países que más aporte goleador tuvo en esta primera fase, en la que marcaron también el Flaco López, Tadeo Allende y hasta el cordobés Freytes, hoy en Fluminense, entre otros.

Pero Boca y River no estuvieron a la altura y se vuelven a casa con más pena que gloria, envueltos en crisis internas porque saben que podrían haber hecho mucho más. Uno por no terminar de redondear la épica ante los europeos y protagonizar un bochorno futbolístico frente a un equipo semi amatéur; el otro porque desaprovechó su privilegio de ser cabeza de grupo y quedó relegado por el limitadísimo Monterrey de Sergio Ramos.

Casi en espejo de lo que pasa en la sociedad, boquenses y millonarios hoy pelean para ver quién es "el menos peor". Los de Russo no ganaron y metieron cuatro goles (dos fueron en contra); los de Gallardo sí ganaron pero sus únicos tres goles fueron en ese debut con victoria ante el Urawa japonés, que no sirvió para nada.

Auckland City le dio un dolor de cabeza a Boca. Foto: EFE / Juan Ignacio Roncoroni.
Auckland City le dio un dolor de cabeza a Boca.

De la ilusión y el orgullo a la decepción total, así se sintieron, hermanados en la desgracia, los hinchas del superclásico argentino. Boca les hizo frente a Benfica y Bayern Múnich pero dio lástima con Auckland City, tirando abajo todo lo bueno que había demostrado en términos de personalidad y feeling con la gente, en busca de una reconciliación que seguirá esperando. Ya se sabía eliminado en Nashville pero así y todo no tuvo rebeldía ni fútbol frente a los oceánicos, que tienen un plantel que pelearía la mitad de tabla en una Primera C.

Los de Gallardo fueron pura impotencia en esos últimos minutos de la derrota contra Inter, donde Montiel vio la tarjeta roja y el Huevo Acuña se quería pelear con medio equipo italiano. Fue un final lamentable, con corridas y empujones, que no le hace nada bien a la imagen del fútbol argentino. El enojo de River fue producto de la frustración por no ganarle al Monterrey mexicano, resultado que lo terminó condenando.

Merentiel, uno de los pocos aprobados en Boca. Foto: AP Photo / George Walker IV.
Merentiel, uno de los pocos aprobados en Boca.

Se sabía que el Mundial de Clubes era más un paseo que una competición para Boca y River, el tema era ver hasta dónde llegaban. Y la aventura duró poco. El primero aprovechó la localía en Miami para disfrutar de una primera fase donde el foco estuvo puesto en las tribunas, a pesar de que casi sorprende a los europeos y no avanzó a los octavos por detalles.

Ese "casi" del equipo de Russo quedó opacado por el tercer partido de la fase de grupos, que terminó siendo para cumplir pero en el que no cumplió, contra Auckland. Fue 1-1 y el gol rival lo marcó un maestro de escuela. De repente, gran parte del plantel quedó en la mira.

Lo de River fue de más a menos, en contraposición con el gran número de hinchas millonarios que se fue acercando a Seattle, en el lejano noroeste de los Estados Unidos. Al debut con victoria frente a Urawa Red le siguió un empate con sabor a poco ante el Monterrey y finalmente el duelo con Inter, que cuando se puso en modo Champions pasó por arriba al equipo del Muñeco.

En el plano disciplinario la Argentina también es líder, pero negativo. De las diez expulsiones que lleva el Mundial de Clubes hay cinco para jugadores de equipos argentinos: las dos de Boca para Ander Herrera y Nicolás Figal, y las tres de River, con Kevin Castaño, Lucas Martínez Quarta y Gonzalo Montiel. Y pudieron ser más si el árbitro era más estricto con Marcos Acuña.

Merentiel, uno de los pocos aprobados en Boca. Foto: AP Photo / George Walker IV.
Kevin Castaño, expulsado frente a Monterrey.


La desazón es enorme. Boca y River gastaron como nunca millones y millones de dólares en fichajes pero no lograron armar planteles o equipos que pudieran competirles a las potencias del planeta. Brasil también gastó pero manda en este Mundial.

Palmeiras, Flamengo, Fluminense y Botafogo, los últimos cuatro times campeones de América, se metieron en los octavos de final y lo hicieron con autoridad, sin necesidad de goleadas ni combinaciones de resultados. Jugaron un total de doce partidos con un balance de cinco victorias, seis empates y apenas una derrota. Si Sudamérica le hizo frente a los europeos fue gracias a los clubes del país vecino.

Este Mundial de Clubes que entra en su fase definitoria sirve de medida también para evaluar el peso de la liga argentina, varios escalones por debajo de la elite mundial. El torneo de 30 equipos que defienden con tanto orgullo en la AFA por ser vidriera para ventas y transferencias también les bajó la vara en términos de competencia a los poderosos.

Boca vuelve al país para ir por el Torneo Clausura y la Copa Argentina, o en todo caso seguir sumando en la tabla anual para no perderse la Libertadores del año próximo. Antes deberá evaluar a buena parte del plantel, con el boleto ya picado.

Lo que sigue para River está puesto en la Copa Libertadores que se reanuda en agosto, y se espera que en Núñez sigan abriendo la billetera en busca de refuerzos tras la salida de Franco Mastantuono al Real Madrid.

Pasó el Mundial de Clubes, una oportunidad desaprovechada tanto para Boca como para River, que recién volverá a repetirse dentro de cuatro años. En definitiva, se habían clasificado gracias a un ranking. Lo mejor que tuvieron en tierra estadounidense fue su gente, otra característica indeleble del fútbol argentino. /Clarín