Domingo 29 de Junio de 2025, 09:52
Juan Heredia, un tucumano radicado en Estados Unidos, se ha convertido en una figura clave en la recuperación de cuerpos en ríos y lagos del norte de California. Con 53 años y más de dos décadas de experiencia bajo el agua, este instructor de buceo lidera un equipo de voluntarios llamado Angels Recovery Dive Team, con el que ya logró rescatar 12 cuerpos en apenas 15 meses. Su tarea comienza cuando otros equipos abandonan las búsquedas. Su vocación: que ninguna familia se quede sin despedida.La última misión fue la semana pasada, cuando mientras otros equipos se retiraban de una zona de cascadas al norte de California, Heredia caminó tres horas con una lesión en el tobillo y se sumergió en aguas heladas. Logró encontrar a las tres personas desaparecidas, confirmando una vez más que donde otros se rinden, él recién empieza.
Nacido en San Miguel de Tucumán, Heredia aprendió a bucear en los ríos Loro y El Cadillal, y se certificó como instructor en 1996. Dos años después, emigró en busca de oportunidades y hoy vive en Stockton, California, junto a su esposa y sus hijos
Matías y
Camila. Aunque trabaja en bienes raíces, su verdadera pasión está bajo el agua.
“Cada vez que salgo, mi mujer me bendice y me encomienda a la Virgen de Guadalupe”, dice. Sabe que cada inmersión implica un riesgo. Lleva cuatro tanques de oxígeno, revisa su equipo y, antes de sumergirse, mira una foto del desaparecido y le habla: “¿Dónde estás? Te tengo que encontrar”.
La historia que marcó el comienzo de esta misión en EE.UU. ocurrió hace 15 meses. Un adolescente había desaparecido en un río. Luego de seis días de búsquedas oficiales sin éxito, Heredia acudió por su cuenta. “Tenía que intentarlo. No soy mejor buceador que nadie, pero sentí que debía hacerlo”, recuerda. En 30 minutos, encontró el cuerpo, usando un equipo viejo que había traído desde Tucumán. Ese día nació el “rescatador de ángeles”.
Desde entonces, su nombre circula entre comunidades y cuerpos de emergencia. Ha recibido reconocimientos oficiales, incluida la Llave de la Ciudad de Stockton.
De cada rescate, Heredia guarda recuerdos. Algunos imborrables. Como el de una madre que se arrojó al agua para salvar a sus dos hijas. Ellas sobrevivieron. Ella no. Junto a sus hijos, Juan buceó durante horas hasta encontrarla. “Sentí que algo me llevaba hacia ella”, contó.
Otro caso que lo marcó fue el del pequeño
Dane, un niño de 2 años desaparecido cerca de un río en Oregón. Sin testigos ni pistas, Heredia encontró el cuerpo tras dos horas de búsqueda en aguas turbias. “Todavía sueño con él”, confiesa. “A veces siento que me acompaña”.
Más de 4.000 personas mueren ahogadas cada año en Estados Unidos, y cuando las búsquedas oficiales se suspenden, las familias recurren a él. Su organización, Angels Recovery Dive Team, funciona con donaciones y voluntarios. Las redes sociales, especialmente su página en Facebook (Diver Juan Heredia), son el canal por donde recibe pedidos de ayuda y el apoyo de cientos de seguidores.
Pero Juan insiste: “Esto no se trata de dinero. Se trata de paz. De que alguien pueda decir adiós”.
Después de cada misión, Juan regresa a su casa, empapado, cansado, emocionalmente devastado. Respira profundo, mira al cielo y repite en voz baja: “Que nunca me falte el valor para volver a intentarlo”.