Jueves 03 de Julio de 2025, 17:10

El primer hecho se dio frente a la Escuela Maestro Arancibia, en el barrio 260 Viviendas, cuando una mujer esperaba el colectivo. Foto: Google Maps.
Un violento hecho de inseguridad ocurrido en octubre del año pasado en la zona sur de San Miguel de Tucumán tuvo sentencia este miércoles, cuando el Tribunal Penal halló culpable a Michael Alejandro Moya (30) y lo condenó a siete años de prisión efectiva. La pena se unificará con una condena anterior de ejecución condicional, por lo que el total a cumplir será de 10 años de cárcel.La investigación fue impulsada por la Unidad Fiscal de Robos y Hurtos IV, a cargo de Diego Hevia. Durante el juicio oral, que se extendió por cinco días, el auxiliar de fiscal Rogelio Rodríguez del Busto logró acreditar con pruebas y testimonios contundentes la participación de Moya en los dos asaltos.
El primero de los hechos ocurrió el 21 de octubre de 2024, a las 6.30 de la mañana, cuando
una mujer de 31 años esperaba el colectivo frente a la Escuela Maestro Arancibia, en el barrio 260 Viviendas. Moya, acompañado por otro individuo aún no identificado, se aproximó y le exigió su teléfono celular. La víctima intentó resistirse, pero cayó al suelo. En ese momento comenzó un forcejeo durante el cual la mujer sufrió una luxación de codo tras un tirón violento del agresor, quien finalmente logró arrebatarle el dispositivo y huir.Horas más tarde, alrededor de las 18:30,
la víctima se cruzó nuevamente con su agresor en la intersección de calle López Mañan y pasaje Recoleta, en el barrio San Miguel. Esta vez iba acompañada por su esposo. Al reconocer a Moya, ambos lo enfrentaron para reclamarle por el robo. Sin embargo, el asaltante sacó un arma de fuego, los amenazó y terminó robándole también el celular al hombre antes de huir hacia un descampado.Durante el debate oral, el testimonio de la mujer fue clave. “Lo vi venir. Quise guardar el teléfono, pero ya estaba encima mío. Quise correr, pero caí. Forcejeamos y su cómplice le decía:
‘si no te da el teléfono, pegale un tiro’. Ahí me tironeó y me sacó el codo de su lugar”, relató ante el tribunal.
El fallo del tribunal consideró a Moya autor de los delitos de lesiones graves (por el primer hecho) y robo con arma de fuego en grado de tentativa (por el segundo hecho), aunque no se pudo acreditar la aptitud del arma para el disparo.
Además, tenía una sentencia anterior de tres años en suspenso, la cual fue revocada. En consecuencia, deberá cumplir una pena unificada de diez años de prisión efectiva.
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