Casi la mitad de los tucumanos sienten que cada vez les cuesta más llegar a fin de mes

Domingo 13 de Julio de 2025, 07:01

CAMBIO DE HABITOS. Sobre todo a la hora de comprar, los tucumanos modificaron sus conductas buscando la forma de hacer rendir más sus ingresos.



La inflación da señales de enfriamiento, pero para millones de argentinos —incluidos los tucumanos— la economía doméstica sigue bajo presión. Así lo advierte un reciente estudio de la consultora Sociología y Mercado, que describe con crudeza cómo el deterioro del salario real ha obligado a un gran porcentaje de la población a modificar sus patrones de consumo, financiar compras básicas con tarjetas de crédito y priorizar comercios de cercanía o mayoristas frente a la imposibilidad de sostener sus gastos mensuales.

En un contexto donde la macroeconomía aún no logra transmitir señales claras de recuperación a los hogares, las estrategias de subsistencia se multiplican y el endeudamiento alcanza niveles sin precedentes.

Según datos de First Capital Group, a junio de 2025 las operaciones con tarjeta de crédito aumentaron un 1,1% en términos nominales, alcanzando un saldo total de $19,5 billones, lo que representa un crecimiento interanual del 129,8%. Sin embargo, descontando la inflación, se registra una caída mensual del 0,9% y un aumento real del 64,1% en comparación con el año anterior.

El informe destaca que se trata del segundo mes consecutivo de baja performance en este rubro, afectado por la ausencia de programas de cuotas con o sin interés. “En otros momentos quedó demostrado que la utilización de esas herramientas potencia el crecimiento de la cartera. Su falta, en cambio, la deprime”, explicó Guillermo Barbero, socio de la consultora.

En paralelo, Sociología y Mercado detectó que el 43% de los tucumanos utiliza financiamiento —total o parcial— para afrontar sus compras mensuales. Esto incluye desde alimentos hasta gastos de salud o vestimenta. La estrategia, basada en el uso de tarjetas o cuotas, revela que los ingresos mensuales ya no cubren los gastos básicos.

Uno de los aspectos más llamativos del estudio es el cambio en los hábitos de consumo de alimentos y productos básicos: el 62,3% de las familias tucumanas modificó sus rutinas de compra en los últimos seis meses. Dentro de ese grupo, el 51% priorizó comercios de cercanía, el 30% optó por canales mayoristas (en muchos casos compartiendo compras para ahorrar) y un 19% recurrió a supermercados.

“Esto indica que las estrategias de consumo se diversifican como mecanismo defensivo frente a la pérdida de poder adquisitivo”, sostuvo Roxana Laks, directora de la consultora.

Además, el 45% de los encuestados declaró haber reducido sus compras en supermercados y almacenes, un dato que confirma la retracción del consumo en los rubros más sensibles. El 39% ha disminuido el gasto en indumentaria, y un 13% directamente no compró ropa en los últimos meses.

El cuidado de la salud también se ha visto afectado: el 21% manifestó una reducción en el uso de servicios médicos pagos, medicamentos y estudios, lo que pone en evidencia una dimensión preocupante del ajuste.

El informe revela que el ítem “el sueldo alcanza menos” se convirtió en la principal preocupación de los tucumanos, subiendo del 30,4% en 2024 al 40,5% en 2025, un incremento de más de 10 puntos porcentuales. Le sigue el costo de los servicios públicos, que también creció, pasando del 22,4% al 24,5%.

En contraste, otras preocupaciones que lideraban el ranking el año pasado, como la inseguridad (que bajó de 15,4% a 10,9%) y la desocupación (de 9,5% a 5,3%), perdieron relevancia relativa, desplazadas por las urgencias económicas más inmediatas.

“Estas caídas no implican que los problemas hayan desaparecido, sino que la pérdida del poder adquisitivo ocupa hoy el centro de la agenda cotidiana”, remarcó Laks.

Desde el Gobierno nacional aseguran que las variables macroeconómicas se están acomodando y que eso sentará las bases para el “despegue” de la actividad. Pero en la economía real, los hogares del norte argentino aún no ven señales concretas de alivio, y eso impacta en las decisiones de consumo, inversión y planificación.

Los tucumanos, como muchos argentinos, están “viviendo al día” con recursos cada vez más acotados. Entre la caída del consumo, el endeudamiento y el cambio de hábitos, la sensación general es de resistencia, más que de recuperación.

Mientras tanto, la tarjeta de crédito se vuelve el salvavidas cotidiano, aunque con un costo financiero que amenaza con atrapar a miles en un círculo de deuda difícil de romper. La economía mejora, dicen en los despachos oficiales. Pero en la calle, el sueldo sigue sin alcanzar.