El crimen ocurrió el 26 de febrero de este año, en la localidad de Altos de San Lorenzo, en La Plata. Ese día, la nena y su familia estaban haciendo unas compras en un supermercado mayorista en las calles 72 y 24.
Mientras la madre bajaba a comprar, la nena quedó en el asiento trasero del auto. En segundos, dos ladrones adolescentes –de 14 y 17 años– se subieron al coche y escaparon a toda velocidad con Kim adentro.
De acuerdo la investigación, la nena intentó abrir asustada la puerta para escapar. Pero no la dejaron
. “A veces me pierdo en el aire pensando por qué te abrió la puerta ese pibe y no te dejaron bajar. Quisiera saber qué pasó en ese asiento, aunque estoy seguro de que peleaste porque vos sí eras valiente“, escribió su papá en el posteo.
El auto recorrió más de diez cuadras hasta llegar a las calles 82 y 28. En algún punto de ese trayecto, la nena cayó al asfalto y fue atropellada por el mismo vehículo. Su cuerpo quedó atrapado debajo del chasis y fue arrastrado varios metros.
Kim murió en el acto. Al enterarse de la noticia, su mamá entró en shock y fue asistida. Marcos, el papá, fue quien enfrentó a los medios, al dolor, a la impotencia.
“Somos gente buena, ¿cómo se pueden meter con una criatura? No les importa nada”, dijo frente a las cámaras, con la voz rota y los ojos perdidos.
Pasaron los meses. La causa judicial sigue su curso y los dos adolescentes involucrados en el crimen están detenidos, pero nada de eso repara la pérdida. Esta semana, con el corazón en la mano, el padre tomó una decisión difícil: fue a retirar el auto.
Al abrir la puerta, encontró un objeto mínimo, pero devastador: la botellita negra con la cara de Mickey Mouse que Kim le había pedido y “como siempre papi cumplía”.“Tiene tu agua todavía, tus stickers y ahora mis lágrimas. Te pido de tu luz para seguir peleando. Quiero ser valiente como vos. Nunca me dejes, yo no lo voy a hacer. Te amo, Kim”, cerró. /
TN