Sábado 19 de Julio de 2025, 06:41

MODELO A SEGUIR. En Brasil, gran productor de azúcar, el etanol ya se transforma en hidrógeno, planteando la viabilidad de un modelo que Tucumán debe emular.
La posibilidad de que el etanol se convierta en la fuente más prometedora de hidrógeno verde dejó de ser un proyecto lejano para el sector energético regional. Así lo planteó el asesor privado Franco Fogliata, quien destacó el potencial del combustible derivado de la biomasa como motor clave en la transición energética, a partir del desarrollo científico que ya está en marcha tanto en Argentina como en Brasil.Las declaraciones del experto se dieron en el marco de un informe, donde se evaluaron las proyecciones del hidrógeno obtenido del etanol, conocido en la industria como “hidrógeno verde”, por tratarse de una energía limpia y renovable. “Esto no es solo una etiqueta. Hablamos de un combustible del futuro que ya se está produciendo y probando”, subrayó Fogliata.
El proceso de obtención de hidrógeno a partir de etanol fue desarrollado por investigadores del CONICET en su planta piloto en San Miguel, Buenos Aires. Según explicó Fogliata, los científicos
Miguel Laborde y
Ernesto Quiles diseñaron una técnica que permite separar el hidrógeno puro del etanol para alimentar pilas de combustible —celdas— que pueden hacer funcionar motores, incluso automóviles.
Este método, avalado por la Ley Nacional 26.133 para la promoción del hidrógeno como vector energético, posiciona al etanol como una alternativa más segura, manejable y menos costosa frente al hidrógeno derivado del metano o del agua de mar, los cuales requieren presiones extremas o temperaturas criogénicas para su uso vehicular.
“La gran ventaja es que el etanol es líquido, por lo que puede transportarse y manipularse sin riesgos. Puede cargarse como cualquier combustible y alimentar directamente las celdas en un motor”, destacó Fogliata. El resultado: vehículos sin emisión de gases de efecto invernadero, dado que del escape saldría agua en lugar de dióxido de carbono. En Brasil, estas celdas ya son llamadas “baterías líquidas”.
Según los datos citados por Fogliata, los autos propulsados por estas celdas consumen apenas 3,6 kilos de hidrógeno cada 100 kilómetros, mientras que un vehículo convencional requiere unos 13,3 litros de nafta para el mismo recorrido. Es decir, una eficiencia 3,7 veces superior.
El asesor también resaltó el desarrollo del “alcohol de segunda generación”, es decir, el etanol derivado de residuos agrícolas, como la malhoja de caña. Esta técnica avanza en Estados Unidos y Brasil, ampliando el potencial de producción sin competir con alimentos ni recursos productivos.El subproducto de este proceso, el “gas de síntesis”, permite no solo extraer hidrógeno, sino también generar insumos clave para diversas industrias: plásticos, agroquímicos, textiles, cosméticos, pinturas y más.
El nuevo paradigma energético ya se traduce en grandes inversiones. Desde 2022, en el Estado de Bahía, Brasil, la empresa Unicem SA construye la planta industrial más grande del mundo para la producción de hidrógeno verde a partir de etanol. Con U$S 120 millones de inversión, se espera alcanzar una capacidad de producción de 10.000 toneladas anuales de hidrógeno y 60.000 de amoníaco verde.
Además, en mayo de este año se inauguró en San Pablo una planta piloto pionera, impulsada por la Universidad del Estado, junto con el respaldo de Shell, Toyota, Hyundai, Raízen y Marcopolo, con una inversión conjunta de U$S 9 millones. La planta producirá 100 kilos de hidrógeno por día para abastecer tres ómnibus y dos automóviles eléctricos.
El método empleado en esta planta se basa en el reformado de etanol con vapor a 700° C, que emite CO2 biogénico que puede ser capturado por cañaverales, cerrando así un ciclo sustentable.
Si bien el foco de estas experiencias está hoy en Brasil, el modelo se adapta perfectamente a las capacidades productivas de Tucumán, principal generador de bioetanol del país a partir de la caña de azúcar. Para Fogliata, se trata de una oportunidad estratégica para que la provincia se sume a la nueva economía del hidrógeno.
“El bioetanol se perfila como catalizador esencial de la transición energética global, con ventajas en infraestructura, eficiencia y sustentabilidad”, concluyó. La experiencia brasileña puede servir como hoja de ruta para que el Norte argentino capitalice este salto tecnológico.
Con recursos naturales disponibles, experiencia industrial en la producción de etanol, y un marco legal vigente, Tucumán está ante una oportunidad histórica para liderar el desarrollo energético verde en el país y la región.
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