Sábado 19 de Julio de 2025, 09:37
Cuando Prada presentó su colección de primavera-verano, no imaginaba que un par de sandalias de cuero marrón iban a causar una controversia global que terminaría con una propuesta de colaboración sin precedentes. El innegable parecido del diseño con las Kolhapuri chappals, un calzado tradicional de la India, colocó a la firma italiana en el centro de una denuncia por apropiación cultural.
Ahora, tras semanas de tensión, Prada ha confirmado que iniciará un diálogo con los artesanos, en un desenlace que pone a prueba la frontera entre inspiración y respeto.
El inicio de la polémica
Todo empezó a principios de junio, cuando Prada presentó en Milán su colección masculina para 2026. Entre los diseños apareció un modelo que muchos identificaron de inmediato: se parecían demasiado a las Kolhapuri indias, tradicionales en los estados de Maharashtra y Karnataka.
Un artesano hindú muestra la típica sandalia de su país. La reacción en redes sociales en la India fue masiva, con acusaciones de apropiación cultural y exigencias de reconocimiento a los artesanos locales.
Las sandalias de Prada en la pasarela masculina de Milán en junio de este año. Más que diseño, cultura
Las Kolhapuri nacieron en los talleres de los artesanos del estado de Maharashtra. Se elaboran a mano, sin clavos, con cuero curtido vegetalmente, y sus diseños varían según la región. Durante generaciones han sido parte de la vida cotidiana en muchas zonas del país, adaptándose al clima, a los ritmos del cuerpo y a la tierra que pisan.
En 2019, su vínculo con el territorio y su valor cultural les valió el sello de Indicador Geográfico, un tipo de protección legal similar a la que tiene el champán francés o el jamón ibérico.
Para la diseñadora india Rina Singh, el futuro de la moda del país asiático pasa por algo más que la defensa legal.
Según Singh, las culturas “no deberían estar encapsuladas ni protegidas con alambradas; deben ser fuentes vivas de inspiración e intercambio. ¿Para qué sirven unas Kolhapuri que solo valen 100 rupias y nadie las mira? Al menos ahora se habla de ellas, hay interés, hay deseo. Y eso alimenta el ecosistema entero”, dijo a la agencia EFE.
A pesar de ello, reconoce que la marca debía haber referenciado su inspiración desde un primer momento. Porque sí, “la creatividad no tiene pasaporte, pero el respeto sí debe tener raíces”, añade.
Desde otro prisma observa el debate Laila Tyabji, fundadora y presidenta de Dastkar, una ONG india dedicada a apoyar a artesanos tradicionales. Ella cree que la polémica con Prada resulta “comprensible” e “irritante” por la falta de reconocimiento a una tradición artesana de décadas.
“Desafortunadamente, la India solo se da cuenta del valor de sus habilidades y tradiciones cuando otro país más avispado se adelanta y las convierte en tendencia”, reconoció a EFE.
En los márgenes del lujo
En las calles de Nueva Delhi, las Kolhapuri se exhiben con humildad entre el trajín diario, los sabores callejeros y el polvo de la ciudad.
“Aquí se venden por entre 800 y 1.000 rupias como mucho (entre 8 y 11 euros), no más. Lo de Prada es un precio exagerado, no es bueno para los artesanos que las hacen”, resume sin rodeos a EFE Deepak, dueño de una de las tiendas más antiguas del mercado de Janpath, en el centro de la ciudad.
A la entrada de su local, una chappal de cuero de tamaño gigante, casi como una escultura, recibe a los clientes. A pesar de su rechazo, reconoce que la polémica parece haber proyectado el calzado a un escaparate mayor.
“Sí, estos días se nota más interés. La gente viene preguntando por estas chappals por lo de Prada. Las ventas han subido, pero nosotros mantenemos los precios igual”, concluye.
De la acusación al diálogo
Tras semanas de presión, la respuesta de la marca italiana llegó hace algunos días. En un comunicado remitido a EFE, Prada confirmó haber mantenido una “reunión exitosa” con la Cámara de Comercio de Maharashtra.
Miuccia Prada y Raf Simons crearon la colección presentada en junio en Milán.
La firma anunció que su equipo se reunirá con “fabricantes con aprobación GI (Indicador Geográfico) con los que el Grupo Prada podría potencialmente colaborar”, dando una validación de facto para la protección legal del Indicador Geográfico y una respuesta a las demandas de los artesanos y activistas que pedían reconocimiento.
Celo patriótico para algunos, justicia cultural para otros. Entre acusaciones y disculpas, la controversia es una muestra de cómo la emergente India asegura que su herencia tenga un lugar y un valor reconocidos en la mesa de negociación global.
Un equipo técnico de la firma de lujo italiana Prada concluyó una visita de dos días a la ciudad india de Kolhapur para reunirse con los artesanos de la tradicional sandalia “Kolhapuri chappal”, en el primer contacto directo tras la polémica por la presunta apropiación cultural del diseño.
Prada diseñó, India denunció y ahora hay acercamiento entre las partes.
La delegación, compuesta por cuatro altos cargos incluyendo a los jefes de diseño de calzado de la marca, visitó los talleres de seis artesanos locales y recorrió el mercado para observar de cerca el proceso de fabricación manual de este calzado con 800 años de historia.
“Es un orgullo mostrarle al equipo cómo se fabrican las sandalias de forma tradicional”, declaró al diario The Hindu Shubham Satpute, propietario de una de las tiendas de cuero visitadas.
La historia, seguramente continuará. /
TN