Viernes 12 de Septiembre de 2025, 16:33
El Vaticano divulgó este viernes un mensaje que el Papa dirigió a 192 obispos, en el que también abordó cuestiones internas de la Iglesia. En el centro del comunicado
sobresalieron palabras de León XIV que marcaron un fuerte tono, con el que aseguró que “los abusos en la Iglesia no pueden meterse en un cajón”.El alcance de esta afirmación, dada a conocer públicamente este viernes pero que fueron dichas por el Papa ayer, despertó de inmediato interpretaciones ligadas a uno de los enigmas más persistentes para la Santa Sede.
Es que hace 42 años, en la ciudad vaticana desapareció Emanuela Orlandi, de 15 años. La menor fue vista por última vez tras salir de una clase de flauta cerca de la plaza Navona, muy próxima al Senado italiano.
Emanuela Orlandi fue vista por última vez el 22 de junio de1983. (Foto: archivo).Ese episodio dio inicio a un misterio nunca esclarecido, agravado por la desaparición, en la misma época, de
Mirella Gregori, otra joven residente en el Vaticano cuyo paradero sigue siendo desconocido.
Recuerdos del Papa Francisco
Al retomarse el tema, varios recordaron los primeros días del pontificado de Francisco. En una iglesia interna del Vaticano, Jorge Bergoglio había recibido a Pietro Orlandi, hermano de Emanuela. Y se cree que, apenas asumió, el Papa argentino pidió acceso al dossier reservado que la Santa Sede guarda sobre el caso, aunque Pietro afirmó que jamás obtuvo una explicación oficial.
El comunicado divulgado ahora indica que, además de otros asuntos, el Papa repasó “los desafíos y problemas que se enfrentan al comenzar un nuevo ministerio”. “En ese contexto se refirió a los abusos”, explicó el Vaticano, subrayando que es necesario “ser prudentes”.
“Hay momentos en que alcanzar la verdad es doloroso pero necesario”, añadió el pontífice.
Avances en el caso Orlandi
El expediente sobre las desapariciones de Orlandi y Gregori sumó en las últimas horas un capítulo inesperado. Salieron a la luz declaraciones de
Giovanna Petracca, quien fue vice jefa de la escuadra móvil de Roma entre 2007 y 2009. Petracca contó que, en 2008, tomó testimonio reservado a
Sabrina Minardi, ex pareja de
Enrico De Pedis, jefe de la banda de la Magliana.
Según relató la policía, Minardi confesó haber intervenido en el secuestro de Emanuela Orlandi. Aseguró que De Pedis actuó “por orden del arzobispo
Paul Marcinkus” y que la adolescente fue entregada a un sacerdote. También dijo que el cardenal Marcinkus, entonces presidente del IOR —el banco vaticano— y responsable de los viajes papales, era su principal contacto.
En su declaración, Petracca precisó que De Pedis la citó en el monte Gianícolo, cerca del Vaticano. Allí, relató, apareció un Renault 5 conducido por una mujer que trasladó a una “ragazza” hasta un Mercedes en el que la esperaba un sacerdote; allí subió Emanuela Orlandi.
Petracca señaló además que Minardi presentaba “una fragilidad psicológica evidente, en pésimas condiciones de salud”, lo que, a su juicio, ponía en duda la solidez de su relato.
La difusión parcial de esos testimonios, sumada a la frase del Papa sobre que “los abusos de la Iglesia no pueden meterse en un cajón”, reavivó un escándalo que vuelve a sacudir a la Santa Sede.
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