Lunes 15 de Septiembre de 2025, 08:43
Los recientes siniestros que involucraron a tres ciclistas en la Ruta Nacional 9 volvieron a poner en el centro del debate la falta de infraestructura segura para quienes practican este deporte en Tucumán. La comunidad biker reclama desde hace años espacios adecuados, mientras que las autoridades recuerdan que la circulación por rutas y autopistas está prohibida para bicicletas, generando una contradicción entre la normativa y la realidad cotidiana.El primer hecho ocurrió el 2 de septiembre, cuando el reconocido biker José “Cheo” Hernández (37 años) fue atropellado por una camioneta Toyota Hilux en la zona de Los Nogales. El ciclista sufrió un traumatismo encéfalo craneal y debió ser internado en cuidados intensivos en el hospital Padilla.
Días más tarde, el 9 de septiembre, un Ford Fiesta arrolló a
Gonzalo Ezequiel Prokop (33) y
Juan Eduardo López (44) en la Autopista, a la altura de Villa Mariano Moreno. López sufrió heridas leves, pero Prokop ingresó en estado crítico al hospital Padilla, donde falleció horas después. La noticia generó conmoción en la comunidad ciclista, que volvió a denunciar los riesgos de entrenar en rutas sin infraestructura específica.
Ciclistas con larga trayectoria, como Sebastián Lizarraga y Tony Quesada, coincidieron en que el problema central es la falta de ciclovías y caminos alternativos. “La ruta es un embudo donde convergen autos, motos, camiones, peatones y bicicletas. Es imposible no correr riesgos”, sostuvo Lizarraga.
En tanto, Quesada recordó que la pista del Parque 9 de Julio es insuficiente para la cantidad de deportistas. “Si todos los que salimos a entrenar fuéramos allí, no alcanzaría el espacio”, afirmó. Otros ciclistas, como Mary y Gustavo, remarcaron que las colectoras son una opción hasta cierto punto, pero se vuelven intransitables en tramos como el de Los Nogales hacia El Cadillal.
Pascual Zamora, bicicletero y ciclista, planteó que la solución en la zona es relativamente simple: “La banquina ya está, solo habría que demarcarla y pintarla para habilitar una ciclovía. El problema es que el Estado no toma cartas en el asunto”.
Más allá de la falta de infraestructura, los propios ciclistas hicieron un mea culpa respecto a su comportamiento en rutas. “Muchas veces circulamos de a dos o de a tres, y eso está mal. Aunque hagan la ciclovía, si no hay educación vial, los problemas van a seguir”, reconoció Zamora.
Desde la fuerza policial, el jefe de la Unidad Regional Norte, Gustavo Beltrán, aclaró que los efectivos no están autorizados a secuestrar bicicletas, pero sí a advertir a los bikers del peligro que corren ellos y los automovilistas. “Lo único que buscamos es preservar vidas”, enfatizó.
Otros, como la biker Patricia, pidieron equilibrio en la mirada: “Hay ciclistas imprudentes, pero también camiones que no respetan nada. A veces te pasan tan cerca que te desestabilizan o circulan distraídos con el celular”.
La legislación nacional prohíbe circular en bicicleta por rutas, autovías y autopistas, pero la ausencia de alternativas convierte esa prohibición en letra muerta. “Hasta que no haya infraestructura, la gente no va a dejar de salir a la ruta”, concluyó Lizarraga.
El experimentado ciclista Etín Manca, que recorrió el país concientizando sobre la donación de órganos, pidió no generalizar: “No todos los bikers son irresponsables ni todos los automovilistas irrespetuosos. Lo que falta es control y cultura vial”.
Mientras algunos deportistas ya decidieron dejar la práctica por miedo a nuevos accidentes, otros insisten en seguir pedaleando y reclamar medidas concretas. “La solución pasa por obras y por concientización. De otra manera, los ciclistas seguiremos siendo el último eslabón en la cadena vial”, advirtió Quesada.