Miércoles 01 de Octubre de 2025, 00:26
La historia de Rebecca Jameson y su hija biológica parecía tener todos los condimentos para un reencuentro emotivo, pero el destino les jugó una carta inesperada. Veinte años después de haber sido dada en adopción, la joven rastreó a su madre en Waco, Texas, y se animó a dar el paso que había soñado durante años: conocerla cara a cara.El momento fue tan sorpresivo como tenso. “Te estuve buscando por mucho tiempo”, confesó la joven, emocionada y nerviosa.
“Hace veinte años diste en adopción a una hija, ¿verdad? Esa soy yo. Hola, soy tu hija”, se animó a decirle, al esperar una reacción positiva.
Sin embargo, la respuesta de Rebecca fue contundente. “Esto es inapropiado. Hay una razón por la que la adopción fue cerrada, y realmente no está bien que me hayas rastreado”, le respondió, al marcar distancia y dejar en claro que no quería revivir ese capítulo de su vida.
Un encuentro cargado de emociones y reproches
La joven, lejos de rendirse, intentó explicarle que no buscaba reproches ni exigencias. “Solo quería decirte que te perdono, que entiendo las circunstancias y que te amo. Estoy emocionada de conocerte”, le expresó, con la esperanza de abrir una puerta al diálogo.
Pero la reacción de su madre biológica fue aún más dura. “Creo que necesitás ir a terapia y resolver todo esto por tu cuenta. Gracias por perdonarme, pero yo no me siento culpable por lo que pasó. Te di la oportunidad de una vida mejor, así que seguí adelante con esa oportunidad. Por favor, no me contactes, no me hables ni te acerques a mí nunca más”, sentenció.
“Ese capítulo está cerrado”: la decisión de Rebecca
La joven insistió, preguntando si alguna vez su madre biológica había querido conocerla. La respuesta fue definitiva: “No. Este caso está cerrado. Fue hace mucho tiempo, es una parte de mi vida que cerré. Seguí adelante y buscá ayuda para poder hacerlo vos también”.
El encuentro, que podría haber sido el inicio de una nueva etapa, terminó con un portazo emocional. /
TN