Triunfo inesperado de LLA: Diputados bajó un artículo clave de la ley y vuelve al Senado

Miércoles 08 de Octubre de 2025, 20:01

Si bien sancionaron la ley de DNU, rechazaron el artículo que establece el plazo de vigencia para los decretos el requerimiento de la aprobación explícita de ambas Cámaras para sostenerlos.



La Cámara de Diputados aprobó el proyecto para modificar la Ley 26.122 que reglamenta los decretos de necesidad y urgencia (DNU) para que el Poder Ejecutivo no pueda gobernar con esta herramienta sin mayoría parlamentaria pero rechazó el artículo esencial que postergará su sanción. "Sirvió la rosca", festejaron los violetas en el Congreso.

En la Casa Rosada ya anticiparon que el presidente Javier Milei vetará esta ley
. La iniciativa, que fue aprobada por amplia mayoría en el Senado, obtuvo 140 votos afirmativos, 80 negativos y 17 abstenciones en la Cámara baja. El Gobierno puso sus esfuerzos para intentar bajar la sesión para prevenir sobre todo que este proyecto avance, pero no lo consiguió. Sin embargo, la votación en particular esbozó un giro inesperado.

Diputados rechazó el artículo 3 del proyecto, el cual disponía, por un lado, que se requiera la aprobación expresa de ambas Cámaras para mantener un DNU y además establecía un plazo de 90 días corridos de vigencia desde la publicación en el Boletín Oficial para que, de no haber pronunciamiento del Congreso, el decreto quede automáticamente derogado. En ese sentido, además, imponía un plazo de 48 horas hábiles como máximo para que las Cámaras comuniquen su pronunciamiento entre sí.

Este punto fue rechazado por 127 votos afirmativos, 90 negativos y 17 abstenciones
. La Constitución establece que la ley que reglamente el ejercicio de los DNU requiere de la mayoría absoluta (del total de los miembros) y necesitaban 129 para aprobarlo: hubo 10 diputados que se dieron vuelta de la votación en general.

En esta votación resurgieron viejos aliados que hace meses le habían soltado la mano al Gobierno
. "Todo se puede recuperar", habían esbozado con optimismo cerca del oficialismo parlamentario luego de que en la Casa Rosada activen una estrategia para reconstruir gobernabilidad. El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, se puso esa tarea al hombro durante las últimas dos semanas.

La vuelta de los aliados

Incluso los más ásperos opositores votaron con La Libertad Avanza: Carlos D’Alessandro y Gerardo González del bloque Coherencia, los exlibertarios que se fugaron con Marcela Pagano y Lourdes Arrieta; y los otros ex integrantes del bloque violeta, Eduardo Falcone y Oscar Zago del MID (cambiaron de afirmativo a negativo). 

A ellos se sumó el cambio de voto del chubutense Jorge Ávila, quien responde al gobernador Ignacio Torres en Encuentro Federal (abstención a negativo); y Melina Giorgi, la santafecina de Maximiliano Pullaro en Democracia Para Siempre (abstención a negativo).

También cambiaron su voto varios del bloque PRO: Álvaro Gonzalez (afirmativo a negativo), Sofía Brambilla (afirmativo a negativo), Héctor Baldassi (afirmativo a negativo), Silvia Lospennato (ausente a negativo) y Ana Clara Romero, la otra chubutense de Torres (abstención a negativo).


El Gobierno había contado con el apoyo firme desde el principio de los radicales de Alfredo Cornejo y la sanjuanina de Marcelo Orrego, junto con el resto de la bancada de Cristian Ritondo y los "peluca" de Liga del Interior. El bloque de la UCR y los misioneros de Innovación Federal se abstuvieron en todo. El entrerriano de Rogelio Frigerio en EF, Francisco Morchio, se ausentó en ambas votaciones.

Otros giros sorprendieron como la radical Karina Banfi se había abstenido en la votación general y luego votó a favor del artículo 3; Tanya Bertoldi de UP pasó de votar afirmativo a ausentarse; y Facundo Manes, el radical que había denunciado amenazas de Martín Menem al comienzo de la sesión, votó a favor en la general y se ausentó para el artículo 3.

Ahora, la ley deberá volver al Senado para que apruebe la modificación o insista sobre la redacción original. Si bien es muy probable que la oposición sea victoriosa en la Cámara alta, la demora en la sanción y la comunicación del expediente le dio al presidente Javier Milei por lo menos una semana más. La cuenta regresiva preelectoral presiona.

El debate y la letra chica

La modificación es a la ley que se sancionó en 2006 por iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner, en pos de blindar los DNU del entonces presidente Néstor Kirchner. Esa normativa estableció que se necesitaba el rechazo de ambas Cámaras para poder derogar un DNU, lo cual en lo práctico resultó ser poco probable.

"Había ocurrido recientemente el 2001 y había que darle instrumentos de gobernabilidad a un Gobierno que había surgido del 22% de los votos de la primera vuelta. Hay que analizar el contexto, los tiempos y la mirada histórica", defendió el diputado Miguel Ángel Pichetto, de Encuentro Federal, quien en ese entonces había apoyado la ley de Cristina Kirchner.

"Este modelo de DNU está agotado, es imprescindible volver a recuperar el marco de debate institucional en el Congreso", agregó. En ese sentido, Mónica Litza de Unión por la Patria, alegó que el oficialismo tuvo "demasiada ayuda" y que los "dadores voluntarios de gobernabilidad no les faltaron".

Fernando Carbajal, de Democracia Para Siempre, por su parte consideró que "todos los presidentes de todos los signos políticos han abusado de manera consciente de esta herramienta" y que la modificación busca "un punto de solución hacia el futuro" y "no es contra el presidente Milei".

La ley que busca sancionar el Congreso deshace el requisito y establece que sería al revés: para que un DNU se mantenga en pie deberá disponer la aprobación de ambas Cámaras por la mayoría absoluta de los presentes.

A su vez, establece un plazo de 90 días corridos contados desde su publicación en el Boletín Oficial para que estas se expresen. "Cada Cámara comunicará a la otra su pronunciamiento dentro del plazo de 48 horas hábiles de producido", agrega.

Desde la sanción de la ley en el 2006, el primer DNU que se derogó bajo estas condiciones fue uno del presidente Javier Milei: fue el le otorgó $100.000 millones de fondos reservados a la Secretaría de Inteligencia (SIDE) del asesor presidencial Santiago Caputo. 

Fue una maniobra innecesaria, puesto que los fondos a la SIDE son transferidos por decreto simple. La oposición contó con el apoyo de Mauricio Macri para bajarlo. El Congreso actual además consiguió rechazar, meses atrás, los decretos delegados correspondientes al trabajo del ministro Federico Sturzenegger.

"Lo que están instalando es el gobierno del Congreso, una suerte de democracia parlamentaria, donde ya no va a ser el Ejecutivo el que tome las decisiones; si el Poder Legislativo se convierte no solo en el árbitro, el controlador de la validez de los DNU y los delegados, a través del simple silencio o incluso violando el sistema bicameral, queda entonces instalado este poder", argumentó por la contraria el diputado de LLA, Nicolás Mayoraz.

En este sentido, advirtió: "La construcción de mayorías para obtener la media sanción de un DNU es prácticamente imposible; le están dando en esa Cámara al kirchnerismo el poder para que decida cómo poder gobernar el Poder Ejecutivo".

Con esta nueva normativa si se rechaza el decreto por una de las dos Cámaras del Congreso o se vence el plazo previsto este será derogado automáticamente "quedando a salvo los derechos adquiridos durante su vigencia". Además, el PEN no podrá dictar otro que verse sobre la misma materia durante ese año parlamentario, al igual que como sucede con los proyectos de ley.

El Poder Ejecutivo actualmente utiliza los DNU como un atajo para saltearse el tratamiento legislativo de los proyectos de ley. De hecho, fue a través de un DNU que el Gobierno de Milei consiguió aprobar a las apuradas el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

Impulsó que la comisión bicameral de Trámite Legislativo lo dictamine en cuestión de días, ya que de no conseguir su expedición debía esperar a que se venza un plazo para que las Cámaras se aboquen.

Con solamente contar una mayoría simple en una sola Cámara le basta para mantener en pie la normativa. El caso emblemático es el mega DNU 70/2023, que fue rechazado por el Senado pero nunca fue tratado en Diputados. /El Cronista