Sábado 01 de Noviembre de 2025, 14:37

La ex presidenta volvió a apuntar contra Axel Kicillof por la derrota electoral en Buenos Aires y dejó expuestas las tensiones dentro del peronismo
Con un nuevo documento difundido desde su domicilio en San José 1111, Cristina Fernández de Kirchner provocó una doble crisis en el peronismo: una interna en el núcleo kirchnerista y otra en la relación con los jefes provinciales del PJ. La ex mandataria centró su análisis en el revés electoral bonaerense y solo mencionó de manera secundaria la derrota nacional, responsabilizando directamente al gobernador Axel Kicillof. Su mensaje dejó en evidencia el nivel de enfrentamiento dentro de su propio espacio y reavivó viejas tensiones con los gobernadores peronistas.La lectura reducida que hizo Cristina sobre el resultado electoral implicó, al mismo tiempo, un reconocimiento del deterioro que atraviesa el peronismo, un proceso en el que ella misma tuvo un papel determinante. Sin embargo, volvió a presentarse ajena a lo ocurrido. Lo novedoso fue el grado de disputa en el corazón del kirchnerismo, especialmente en Buenos Aires, donde la discusión se extendió al PJ nacional y a los intendentes del conurbano.
La fractura comenzó antes del desdoblamiento de las elecciones bonaerenses, cuando Kicillof lanzó su proyecto político con vistas a 2027. Los comicios, cuyos resultados parecieron contradictorios, abrieron una grieta inédita: si bien el peronismo bonaerense sigue siendo el principal sostén electoral del espacio, ese capital político ya no parece pertenecerle exclusivamente a Cristina Kirchner. En consecuencia, se debilitó la idea de que “sin Cristina” el peronismo carece de chances. La base del 30 por ciento de votos ya no es patrimonio exclusivo de la ex mandataria, y Kicillof disputa ahora esa representación.
Antes del documento de Cristina ya se percibían signos de tensión en el PJ bonaerense, especialmente en torno a la continuidad de Máximo Kirchner al frente del Consejo partidario. El verdadero peso político, sin embargo, lo tienen los intendentes, en particular los del Gran Buenos Aires, quienes pueden definir el rumbo de la organización.
La ex presidenta volvió a poner el foco en el desdoblamiento electoral, una decisión impulsada por Kicillof. Los reproches que habían quedado en segundo plano tras el triunfo de septiembre reaparecieron con fuerza después del revés del domingo pasado. La primera reacción del Movimiento Desendeudamiento Federal (MDF), impulsado por el gobernador, fue territorial: reunió a unos cuarenta intendentes del GBA que rechazaron públicamente el texto de Cristina y cuestionaron el sentido de su intervención, considerándola “una factura extemporánea”.
Los alcances de la pelea superan el plano partidario. Se especula si el enfrentamiento podría reflejarse en el gabinete provincial, donde varios funcionarios responden directamente a la ex presidenta. Algunos advierten que la situación recuerda los últimos tiempos del gobierno de Alberto Fernández, aunque con diferencias de escala y de apoyo político.
En la Legislatura bonaerense, Kicillof necesita mantener cierta estabilidad para aprobar el Presupuesto y autorizar deuda. Las jugadas de Cristina, combinadas con la ofensiva libertaria desde la Casa Rosada, podrían complicar la gestión.
Ambos sectores se acusan de ser funcionales a Javier Milei. Según el entorno de la ex presidenta, el gobernador habría facilitado el triunfo del oficialismo nacional, mientras que desde La Plata aseguran que es Cristina quien “debilita la gestión bonaerense” y, en consecuencia, favorece al presidente.
Milei contribuyó a esa tensión al excluir a Kicillof y a varios mandatarios peronistas —Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Gustavo Melella— de la reunión de gobernadores convocada esta semana. Cristina, en su crítica, comparó los resultados bonaerenses con los triunfos peronistas en provincias como Tucumán, La Pampa, La Rioja, Catamarca y Formosa, y advirtió al PJ que no se deje “romper” por las estrategias del oficialismo.
Sin embargo, su postura desconoce las necesidades de los gobernadores, que priorizan la negociación con el gobierno nacional. Cristina mantiene el eje en Buenos Aires y en la confrontación con Milei, mientras los jefes provinciales —incluso los que fueron sus aliados— acumulan viejas diferencias con ella y sostienen vínculos pragmáticos con la Casa Rosada.
Esta doble crisis —interna en el kirchnerismo y en la relación del PJ con los gobernadores— configura un escenario favorable para Milei. Falta ver si el presidente logrará capitalizar el conflicto o si volverá a dinamitar los puentes con el peronismo en su intento de imponer acuerdos bajo sus propios términos. /
Infobae
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