Martes 04 de Noviembre de 2025, 08:51

Un joven con su camioneta chocó a una familia que iba en un Renault 12 en José C. Paz, dejando dos muertos y tres heridos
Un nuevo incidente de tránsito mortal en nuestro país tiene al conductor de una pickup como responsable, luego de embestir a un auto en el que viajaba una familia en José C. Paz. El saldo fue la muerte de una pareja y heridas para sus tres hijos que se salvaron de milagro si se observa el estado en el que quedó el vehículo.
Si bien todavía falta esclarecerse las causas del hecho, se trata de un nuevo ejemplo de cómo en muchos casos no hay equivalencias de fuerzas y tamaño entre una camioneta y otros otros vehículos.
Más aún en este incidente, en el que los vehículos involucrados tienen una diferencia de antigüedad de unos 30 años: la imagen de la Volkswagen Amarok 2017 incrustada sobre el lateral del Renault 12, un modelo que se dejó de fabricar en 1994, es bastante elocuente.
La realidad demuestra que las camionetas han invadido las ciudades en los últimos años y que muchas de ellas noson usadas necesariamente para el fin que fueron creadas, ser una herramienta de trabajo.
Su tamaño, peso y características hacen que las pickups sean mucho más robustas que cualquier auto convencional y eso obliga a que su manejo sea diferente. Pero el día a día nos demuestra lo contrario.
En nuestro país el consumo de pickups es histórico. El último reporte de patentamientos lo demuestra, con tres modelos en el top ten. Sus mayores compradores son los que tiene relación principalmente con el campo y la minería. Pero en los últimos años una combinación de factores aceleró la adopción de una camioneta para vehículo familiar y de uso netamente urbano.Más allá de los avances tecnológicos que hicieron que las camionetas sean más confortables, hubo una serie de circunstancias impositivas y de mercado que contribuyó a incrementar la presencia de camionetas en las ciudades.
Durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, se había modificado un impuesto interno que era conocido como "impuesto al lujo", estableciendo desde diciembre de 2013 dos escalas que impactaban en modelos de ciertos valores. La primera era del 30 %, que impactaba en un 50 % sobre el precio final, y la segunda era del 50 %, que llevaba a un 100 % sobre el valor de venta al público.
Los usuarios de vehículos SUV de gama media y media alta para arriba fueron los más perjudicados al principio de esa medida, que vieron como las potenciales opciones de renovación para sus vehículos se habían incrementado de manera absurda.
Y las grandes ganadoras fueron las pickups, ya que por ser consideradas herramientas de trabajo no estaban alcanzadas por los impuestos internos, además de pagar la mitad de IVA (10,5%). Eso tentó a muchos usuarios que terminaron optando por una camioneta cuanto llegó el momento de renovar su vehículo.
El otro factor se produjo hace no mucho. Durante el gobierno de Alberto Fernández, se había restituido la doble escala que se había suavizado durante la gestión de Mauricio Macir, y la restricción de importaciones de vehículos por la falta de dólares por momentos fue total. Ni siquiera modelos de Brasil, principal socio automotor de la Argentina, ingresaban al país.
Eso favoreció una vez más a las pickups, ya que desde hace varios años es el producto estrella de la industria automotriz por su alta rentabilidad y su perfil exportador. En la actualidad son varios los modelos que fabrican localmente.
Las ya históricas Toyota Hilux y Ford Ranger, se producen desde 1997 y 1996 respectivamente y hoy representan los dos modelos más fabricados en toda la historia de la industria automotriz local, superando por mucho a íconos como el mencionado Renault 12, el Falcon o el Peugeot 504.
A ese dúo se le sumó la Volkswagen Amarok, a partir de 2010, y hasta el mes pasado se fabricaron en Córdoba la Nissan Frontier y la Renault Alaskan, en un proyecto que no funcionó como se esperaba. Por cierto, ahora hay otro proyecto nuevo, que involucra a los modelos Fiat Titano y Ram Dakota, también producidas en tierras cordobesas.
La condición generada por el cierre de las importaciones hizo que la única alternativa a los SUV sea una pickup de fabricación nacional. Según datos del Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina (SIOMAA), en los últimos 10 años se han patentado más de 123 mil camionetas en la ciudad de Buenos Aires, un distrito en el que claramente no se precisan de capacidad de carga ni aptitudes 4x4.
Y si se analizan los números totales del país, desde 2015 hasta ahora se han vendido 1,1 millón de pickups, cuando el mercado total patentó 6 millones de unidades en el mismo período. Es decir, 1 de cada 6 vehículos nuevos que se patentaron en la última decada fue una camioneta, aunque hubo años en que esa relación fue de 1 cada 4.
Manejar una pickup no es lo mismo que un autoLa evolución tecnológica, de seguridad y de confort que tuvieron las pickups en los últimos años justifica en parte la decisión de muchos de elegirla como vehículo familiar: hay modelos tan o más lujosos que muchos autos y SUV y gracias a numerosas asistencias hoy son mucho más fáciles de conducir que las camionetas de antes. Pero no dejaron de ser grandes y pesadas y en el manejo mandan las leyes de la física.
Una pickup mediana, que son mayoría en nuestro país, mide unos 5 metros de largo y pesan unas 2 toneladas, cuando un auto promedio está entre los 1.100 y los 1.400 kilos. Por lo tanto, las distancias de frenado son mayores en una camioneta y crecen exponencialmente a medida que se gana velocidad.
Ese peso también influye considerablemente en el comportamiento dinámico, especialmente si se dobla rápido, ya que se ejercen fuerzas hacia el exterior muy superiores a las de un auto. A esto hay que sumarle que son más altas, especialmente las 4x4, generando un centro de gravedad muy elevado.Además, la mayoría de estos vehículos salen de fábrica con neumáticos de uso mixto, pensados también para rendir fuera del asfalto, que se traduce en menor adherencia sobre el pavimento.
Los sistemas de suspensiones que traen son robustos y pensados para soportar castigo y carga, por lo que tienen reacciones más violentas que las de un auto convencional. Además, si va sin carga en la caja, la cola de la camioneta es más "saltarina", reduciendo la estabilidad de marcha.
Y cada vez vienen más potentes, con motores que superan los 200 caballos de fuerza y que les permiten lograr velocidades máximas superiores a los 180 km/h. Además, en muchos conductores manejar una pickup genera una sensación de superioridad que muchas veces se convierte en un manejo agresivo. /
Clarín
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