Martes 11 de Noviembre de 2025, 23:53

Noguera y Yedlin con Cristina en el Instituto Patria
Durante años, Javier Noguera fue uno de los rostros más visibles del kirchnerismo en Tucumán. Con un discurso alineado al de Cristina Fernández de Kirchner y una gestión municipal en Tafí Viejo que se mostraba como “modelo progresista” en la provincia, el dirigente cultivó una relación de confianza con la expresidenta. Las fotos de sus reuniones en el Instituto Patria y en el Senado, donde Noguera se mostraba sonriente junto a Cristina, circularon en su momento como símbolo de identidad política y fidelidad a la conducción nacional.Sin embargo, esa imagen quedó en el pasado. A comienzos de noviembre, Noguera formalizó su pase al Bloque Independencia, que responde directamente al gobernador Osvaldo Jaldo, un dirigente que, lejos de la línea kirchnerista, hoy mantiene una relación de cooperación y diálogo con el presidente Javier Milei.
La decisión provocó un fuerte cimbronazo en el peronismo tucumano. No solo por el cambio de bloque, sino por el significado político del gesto: el paso de un dirigente que solía ser recibido por Cristina Kirchner en su despacho a las filas de un gobernador que acompaña parte de la agenda del gobierno libertario.
El dirigente José Vitar, referente de Fuerza Patria y aliado histórico de Noguera, fue uno de los primeros en expresar públicamente su descontento. “Fue una desembozada extorsión”, denunció, en referencia a las presiones políticas que —según él— llevaron a Noguera a alinearse con Jaldo.
Vitar recordó que Noguera fue propuesto como candidato legislativo dentro de un acuerdo de unidad del peronismo, impulsado por el Frente Fuerza Patria, que en 2023 decidió no presentar lista propia “en aras de la unidad”. “Hoy vemos cómo ese gesto de generosidad política se devuelve con una traición al proyecto que representábamos”, afirmó el exdiputado nacional.
Las redes sociales y los archivos de prensa dan cuenta del contraste. En 2021 y 2022, Noguera compartía imágenes junto a Cristina Kirchner y destacaba su “visión estratégica para defender los intereses del pueblo argentino”. En cambio, en las últimas semanas, su presencia se concentró en actos junto al gobernador Jaldo y funcionarios de su gabinete, participando de reuniones institucionales que sellaron su integración plena al oficialismo provincial.
El paso de Noguera se enmarca en un contexto más amplio: el reacomodamiento del peronismo frente a un nuevo escenario nacional, donde los gobernadores buscan preservar recursos y gobernabilidad ante un poder central concentrado en la figura de Milei.
El caso de Noguera refleja un proceso que atraviesa a buena parte del justicialismo: la tensión entre la identidad kirchnerista y la lógica pragmática de la supervivencia provincial. Lo que en otro tiempo fue sinónimo de lealtad a Cristina hoy se traduce en adaptabilidad al nuevo esquema político.
En ese sentido, la incorporación del exintendente al bloque jaldista no solo tiene valor legislativo, sino alto contenido simbólico. Representa el final de una etapa para el kirchnerismo tucumano, que pierde a uno de sus referentes más visibles, y al mismo tiempo confirma la estrategia de Jaldo de consolidar un bloque único que acompañe las políticas nacionales cuando sea necesario.
Noguera, que supo sentarse en el Instituto Patria para debatir el rumbo del peronismo con la expresidenta, hoy ocupa una banca desde la cual respalda al gobernador tucumano, uno de los principales interlocutores de la Casa Rosada en el Norte Grande.
El viraje, para muchos, marca un antes y un después en la política tucumana: del despacho de Cristina Kirchner al bloque de un gobernador que busca entendimientos con Milei. Un recorrido que sintetiza, en un solo dirigente, la fractura interna del peronismo.
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