Miércoles 12 de Noviembre de 2025, 18:38

Marianela y Alperovich
Hasta hace poco más de una década, José Jorge Alperovich era el hombre más poderoso de Tucumán. Gobernó la provincia durante tres mandatos consecutivos, de 2003 a 2015, consolidando un sistema político de fuerte impronta personalista junto a su esposa, la entonces senadora Beatriz Rojkés de Alperovich.
Hoy, a los 70 años, el panorama es diametralmente opuesto: enfrenta una condena de 16 años de prisión por abuso sexual agravado contra su sobrina y excolaboradora, una causa que marcó un antes y un después en la política tucumana y en la relación entre poder y Justicia.
El Tribunal Oral en lo Criminal N°29 de la Ciudad de Buenos Aires dictó sentencia el 18 de junio de 2024. La fiscalía logró probar una serie de hechos ocurridos entre 2017 y 2018, cuando la víctima —entonces empleada en el Congreso— denunció haber sido sometida por su tío y jefe político.
El fallo fue categórico: 16 años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Alperovich, que había negado los cargos desde el inicio, fue detenido y, debido a su edad y estado de salud, la Justicia le concedió prisión domiciliaria en un departamento de Puerto Madero, bajo vigilancia electrónica.
La pena se extenderá hasta 2040, cuando el exgobernador tenga 85 años. Para entonces, Marianela Mirra, su actual pareja y figura mediática, tendrá 56.Del matrimonio político a la ruptura definitivaLa condena también selló el final de un largo matrimonio político y personal con Beatriz “Betty” Rojkés, con quien Alperovich compartió más de cuatro décadas de vida y poder. Rojkés, que presidió el Senado en su momento y fue una de las figuras más influyentes del PJ tucumano, se mantuvo en silencio tras la sentencia, aunque personas de su entorno confirmaron la separación definitiva del matrimonio a fines de 2024.
Según fuentes políticas locales, la exsenadora habría decidido apartarse de la vida pública y concentrarse en su familia, mientras los cuatro hijos del matrimonio habrían expresado su malestar por la relación del exmandatario con Mirra.
El anuncio que sacudió a TucumánEn noviembre de 2025, la noticia del anuncio de casamiento entre Alperovich y Marianela Mirra generó una nueva ola de repercusiones. CONTEXTO publicó copias de las invitaciones a la ceremonia prevista para el 27 de noviembre, presuntamente autorizada para realizarse en el domicilio donde el exsenador cumple su arresto domiciliario.
El detalle más comentado fue el lugar: el mismo departamento que, según consta en la causa judicial, fue escenario de encuentros entre Alperovich y su sobrina durante los años en que ocurrieron los hechos investigados. Esa coincidencia alimentó la controversia y reavivó el debate público sobre los límites de la justicia frente a figuras con poder económico y político.La boda fue interpretada de modos opuestos: para algunos, un gesto de desafío frente a la condena; para otros, una decisión personal que refleja el aislamiento del exmandatario. En cualquier caso, el anuncio se convirtió en uno de los temas más comentados del año en Tucumán.
Un patrimonio bajo la lupa
El poder económico de Alperovich sigue siendo motivo de debate. Su fortuna familiar rondaría los 800 millones de dólares, acumulada durante sus años de gestión y a través de inversiones agroindustriales, financieras e inmobiliarias.
Aunque no existen balances oficiales que confirmen esa cifra, los registros públicos muestran la existencia de numerosas propiedades a nombre del exgobernador, de su esposa y de sociedades vinculadas a la familia. Los hijos del matrimonio, que manejan parte del conglomerado empresarial, habrían manifestado su enojo y desconcierto por la decisión de su padre de casarse nuevamente, en medio del escándalo y la exposición mediática.
La caída de Alperovich sintetiza un ciclo político que dominó Tucumán durante más de veinte años. Su ascenso —de empresario a gobernador y luego senador— fue meteórico. Su caída, en cambio, fue pública, dolorosa y definitiva.
Hoy, el exmandatario cumple su pena, mientras su entorno político se dispersó entre la gestión provincial y el kirchnerismo residual. Su figura, antes símbolo de poder absoluto, se convirtió en el emblema de un sistema que terminó erosionado por las denuncias, el abuso de poder y la impunidad.
Si nada cambia, José Alperovich recuperará la libertad en 2040, a los 85 años, después de haber pasado dieciséis años bajo arresto domiciliario. Para entonces, su historia —mezcla de poder, escándalo y tragedia— habrá quedado como una de las más controversiales de la política argentina reciente.
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