Orozco detalló dos circuitos principales que, según él, usan los narcos:
-La “lluvia blanca” en Anta: Las avionetas vuelan bajo y arrojan paquetes de cocaína sobre campos. Desde tierra, camionetas 4×4 recogerían esos bultos casi inmediatamente.
-Escala en Rosario de la Frontera: Otras aeronaves aterrizan para reabastecer combustible, aprovechando la poca vigilancia. Desde allí, podrían conectar con rutas terrestres estratégicas (como la ruta 34) para distribuir la droga hacia otras provincias importantes como Tucumán, Santa Fe o Buenos Aires.
El legislador convirtió su demostración en un pedido político concreto. Exigió al Congreso nacional la sanción de una “Ley de Derribo”, que permitiría interceptar o neutralizar aeronaves que no se identifiquen o respondan al pedido de aterrizaje.
También reclamó, registrar y fiscalizar pistas privadas en fincas, para evitar que aeronaves aterricen clandestinamente y permitir que las fuerzas de seguridad inspeccionen fincas sin depender siempre de órdenes judiciales, para cerrar posibles pistas ocultas.
El reclamo de Orozco no cayó en saco roto. Su propuesta de declaración fue aprobada por mayoría en la Legislatura salteña, solicitando al Estado nacional que implemente medidas de defensa aérea para frenar el narcotráfico.
Gente de Salta
Además, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, respaldó la demanda: pidió públicamente que se apruebe la Ley de Derribo y que se instale un sistema de radarización para vigilar los corredores aéreos fronterizos.