La viróloga que acusó a China por el Covid, huyó y se esfumó en EEUU: su esposo aún la busca

Domingo 07 de Diciembre de 2025, 11:27

Li-Meng Yan y Ranawaka Perera en 2019



En abril de 2020, mientras el coronavirus avanzaba por el mundo y Hong Kong vivía un clima político asfixiante, la viróloga china Li-Meng Yan abandonó su hogar sin avisar y emprendió un viaje secreto hacia Estados Unidos. Su esposo, el también científico Ranawaka Perera, encontró solo un mensaje escrito en el pizarrón de su casa: “Yoyo love Bingo forever”. Desde entonces no volvió a verla. La fuga de Yan, impulsada por su creciente convicción de que el virus había sido creado y liberado deliberadamente por el gobierno chino, terminaría convirtiéndola en figura central de los medios conservadores estadounidenses, mientras su familia iniciaba una búsqueda desesperada que continúa hasta hoy.

Antes de la pandemia, Yan y Perera trabajaban juntos en un prestigioso laboratorio de la Universidad de Hong Kong, afiliado a la Organización Mundial de la Salud. Estaban casados desde 2014, mantenían una relación afectuosa y proyectaban formar una familia. A fines de 2019, su supervisor le pidió a Yan contactar a colegas en China para obtener información sobre un nuevo coronavirus en Wuhan. Lo que escuchó —médicos asegurando que el virus era transmisible entre humanos y rumores sobre el Instituto de Virología de Wuhan— la inquietó profundamente. Cuando sintió que sus advertencias no eran tomadas con suficiente urgencia en Hong Kong, comenzó a buscar otros interlocutores.

En enero de 2020 contactó a Wang Dinggang, un youtuber chino radicado en Estados Unidos que se dedicaba a denunciar al Partido Comunista Chino y que difundía contenidos no verificados. Perera se preocupó por la ansiedad que esas conversaciones generaban en su esposa y le pidió que se alejara, pero ella mantuvo el vínculo en secreto. En abril, Wang la llamó al amanecer y le dijo que el gobierno chino quería silenciarla. Yan entró en pánico y rogó a su esposo que huyeran inmediatamente a Estados Unidos. Ante la negativa de Perera, convencido de que ese salto debía planificarse con garantías profesionales, ella tomó la decisión de marcharse sola.

Yan viajó a Nueva York con un pasaje pagado por una fundación vinculada al exestratega de Donald Trump, Steve Bannon, y al empresario chino exiliado Guo Wengui. Al llegar fue alojada en “casas seguras” y puesta en contacto con asesores del entonces presidente. Poco después, su figura irrumpió en los medios conservadores. En julio de 2020 se presentó en Fox News y aseguró que el Covid-19 no provenía de la naturaleza. En septiembre difundió un informe sin revisión científica afirmando que el virus había sido manipulado genéticamente por el ejército chino. La comunidad científica internacional rechazó rápidamente sus afirmaciones, señalando errores metodológicos y ausencia de evidencia. La Universidad de Hong Kong aclaró que Yan era una investigadora posdoctoral con experiencia limitada.

Para Perera y los padres de Yan, el impacto fue devastador. Ella cortó toda comunicación con su familia a partir de julio de 2020. Perera viajó a Estados Unidos para intentar verla, pero ella no lo recibió. Desde entonces ha acudido a abogados, autoridades, detectives y especialistas en desprogramación para encontrarla, sin resultados. En 2021 se mudó a Estados Unidos para continuar la búsqueda.

Yan, sin embargo, no está perdida: vive escondida en ubicaciones que no revela y rechaza cualquier contacto con su esposo o sus padres. En entrevistas con The New York Times, dijo creer que su familia actúa bajo presión del gobierno chino para atraerla de regreso. Sus padres niegan esa acusación y sostienen que ella quedó atrapada en redes políticas que la utilizaron.

Tras el fin del gobierno de Trump, los apoyos mediáticos y financieros que rodeaban a Yan se diluyeron. Dejó de recibir recursos de la fundación que costeaba sus gastos y ya no participa en espacios institucionales. Vive sin empleo formal, dedicada a colaborar con Wang en sus transmisiones. Asegura que debe permanecer oculta por temor a represalias de China y cita episodios de presunto hostigamiento, como intentos de hackeo y su mención como blanco en una denuncia federal contra una operación de represión transnacional.

Perera mantiene la esperanza de confirmar que su esposa está a salvo. Dice que solo podrá rehacer su vida una vez que sepa qué ocurrió realmente. Yan, en cambio, sostiene que dejó atrás su vida anterior y que no piensa volver a verla. Rodeada de dos perros y sentada frente a un cartel que dice “JOMO: Joy of Missing Out”, afirma que su matrimonio, su carrera y su pasado ya no forman parte de su presente.