La emisión de US$1.000 millones a una tasa de 9,26% fue celebrada por algunos sectores de la City, aunque la demanda de este nuevo bono, que fue mayormente de inversores locales, hace advertir que aún falta para que el país genere apetito del mercado externo.
Incluso, se hablaba de algún jugador internacional que podría entrar a la licitación primaria de este nuevo bono. Sin embargo, la demanda se concentró mayormente en inversores del mercado local, sobre todo en inversores institucionales que se vieron atraídos por las últimas modificaciones del Banco Central para facilitar la operación.
Se recibieron ofertas por US$ 1.400 millones y el Tesoro priorizó un monto menor para sostener una tasa cercana al 9%.
"Si bien la tasa fue bastante similar a la que esperábamos nosotros,
9,5% y dio 9,26%, con lo cual está dentro de lo esperado; e moto fue
inferior, creo que el gobierno decidió convalidar poca oferta. El
Gobierno tomó toda oferta local, incluso habiendo modificado algunas
reglamentaciones para que las empresas de seguro puedan incorporar
apalancándose más de la compra de este bono en su portafolio de títulos
públicos", señaló Gustavo Neffa, de Research For Traders.
En
esa línea, en Max Capital apuntaron: "Para los inversores locales, el
incentivo para participar provino del hecho de que las personas físicas pueden usar dólares comprados al tipo de cambio oficial para entrar en la licitación,
aunque deben esperar 15 días para vender el instrumento, capturando la
brecha cambiaria local, de alrededor de 2,4%. Los bancos pueden hacer
algo similar, usando fondeo en dólares para comprar el instrumento y
venderlo luego de 90 días".
A diferencia de lo que se preveía, los inversores internacionales quedaron al margen de esta colocación. "La transacción fue una forma exitosa de mostrar que se pueden aprovechar los recursos locales, y debería ser una señal positiva. Sin embargo, colocaciones de mayor tamaño requerirán inversores externos, que parecieron mayormente ausentes. Observamos que algunos estaban dispuestos a participar, pero solo a rendimientos superiores al 11%".
Para Pablo Repetto, de Aurum Valores, el resultado de esta colocación representa señales ambivalentes. "Por
un lado, la posibilidad de licitar instrumentos comienza a ser visible,
a la par de que se obtuvo financiamiento para parte de los vencimientos
de enero; pero por otro lado, la expectativa generada marcaba un
consenso de poder colocar mayor cantidad de títulos a una tasa menor al
9% (nuestros cálculos nos indicarían que la TIR del nuevo bono sería del
9,475% aproximado)", explicó.
Bueno, aunque no suficiente
Los fondos alcanzan para pagar menos de un 25% del vencimiento con los bonistas del próximo 9 de enero. Por lo que en la City estiman que Caputo y su equipo deberán echar mano a otras alternativas para
poder hacer frente a este pago. Por un lado, el ingreso de divisas por
la privatización de cuatro centrales hidroeléctricas podría aportar
otros US$ 700 millones. Por otro, el préstamo repo con bancos
internacionales sigue todavía sobre la mesa, aunque aún no se haya
confirmado esta opción.
Adicionalmente,
el Tesoro podría buscar una reapertura del Bonar 2029. Neffa apuntó:
"Me parece que a fin de mes, el Gobierno debería buscar una reapertura
de esta colocación, buscando mejores tasas", dijo.
Luego
de esta colocación, el Tesoro enfrenta este jueves la última licitación
de deuda en pesos de 2025. Con un menú de cuatro títulos a tasa
fija,una letra TAMAR, cuatro bonos atados al CER cupón cero, y otro
atado al dólar linked., el Gobierno busca renovar vencimiento por más de
$ 14, 5 billones que están en manos del sector privado. /Clarín