Lunes 22 de Diciembre de 2025, 06:04

ALBERTO LEBBOS. Durante años luchó contra el gobierno de José Alperovich, a quien señaló como uno de los responsables de encubrir a Sergio Kaleñuk, uno de los acusados que será juzgado desde marzo, junto a su amigo César Soto, ex pareja de la víctima
Veintiún años después del asesinato de Paulina Lebbos, la causa judicial que marcó a Tucumán vuelve a colocarse en el centro de la escena con un dato clave: en marzo comenzará el juicio contra César Soto, ex pareja de la joven y padre de su hija, acusado como autor del crimen, y contra Sergio Kaleñuk, señalado por encubrimiento. La confirmación del debate oral reavivó la voz de Alberto Lebbos, quien reconstruyó los primeros momentos de la desaparición de su hija y volvió a denunciar las maniobras que, según sostiene, garantizaron la impunidad durante más de dos décadas.
Lebbos recordó que el 26 de febrero de 2006, cuando Paulina desapareció, inició una búsqueda desesperada por hospitales, sanatorios y dependencias policiales. En ese recorrido tomó contacto con amigas y allegados, hasta que llegó a la casa de César Soto, donde se enteró de que ya existían antecedentes de violencia contra su hija. Al día siguiente, convencido de que Soto era el principal sospechoso, lo llevó personalmente a la Brigada de Investigaciones y exigió que fuera detenido.
Sin embargo, su relato da cuenta de lo que considera una oportunidad perdida: minutos después de haber ingresado, Soto salió en libertad. Según Lebbos, la Policía argumentó que no podía retenerlo, pese a que —afirma— existían herramientas legales para mantenerlo detenido y profundizar la investigación. Para el padre de la víctima, ese fue el inicio de una cadena de encubrimientos que derivó en que, más de 20 años después, todavía no haya condenados por el crimen.
El inminente juicio genera expectativas, pero también revive viejas frustraciones. Lebbos sostuvo que cada vez que la causa avanzó hacia instancias orales surgieron pruebas decisivas, y lamentó la parálisis institucional que, a su entender, dominó el expediente durante años. En ese sentido, enumeró gestiones y reclamos formales realizados ante el Ministerio Público Fiscal, la Legislatura provincial, el Poder Ejecutivo tucumano y autoridades nacionales, sin haber obtenido respuestas concretas.
Uno de los ejes centrales del proceso será el rol de Sergio Kaleñuk, hijo de un ex funcionario de alto rango del gobierno provincial. La Justicia lo vincula a Soto por una presunta relación personal.
Lebbos recordó que la noche de la desaparición de Paulina, Kaleñuk habría realizado cerca de 200 llamadas telefónicas, un dato que, según indicó, fue reconstruido en una investigación llevada adelante por el fiscal Diego López Ávila junto a la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Para el padre de la joven, no existen dudas ni sobre la autoría del crimen ni sobre el encubrimiento posterior.
También volvió a apuntar contra Soto, a quien describió como una persona inestable en ese período, en un contexto de separación y con antecedentes de violencia. Aun así, recordó que la familia acompañó a Paulina en su decisión de continuar con el embarazo y criar a su hija.

De cara al juicio que comenzará en marzo, Lebbos fue contundente: espera que se apliquen las máximas penas previstas por la ley tanto para el acusado del homicidio como para quien está imputado por encubrimiento. Además, reclamó responsabilidad a los testigos que deberán declarar en el debate, al advertir que las mentiras no sólo profundizan el dolor de las víctimas, sino que también terminan alcanzando a las propias familias de quienes falsean la verdad.
A más de dos décadas del crimen, el juicio aparece como una instancia decisiva para una causa emblemática, atravesada por denuncias de violencia de género, poder político y encubrimiento, y que sigue siendo un símbolo del reclamo de justicia en Tucumán.
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