Dejó todo atrás: teléfono, medicamentos y equipaje. En la pista observó cómo trasladaban a los heridos más comprometidos y luego fue llevado junto al resto de los pasajeros a la terminal. El olor a combustible era tan fuerte que debieron abrir las ventanas del autobús. En la terminal, policías, paramédicos, personal de la aerolínea y representantes religiosos los aguardaban. “Todos nos miraban”, recordó.
Un avión de Delta Airlines permanece volcado tras estrellarse al aterrizar en el aeropuerto Toronto Pearson en Toronto, Ontario, el 17 de febrero de 2025. Un avión de Delta Air Lines con 80 personas a bordo sufrió un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Toronto, según informaron las autoridades. Geoff Robins/AFP/Getty Images
Esa noche, aún con la ropa impregnada de combustible, salió a cenar con colegas y un desconocido pagó la cuenta. Al día siguiente, otro hombre, al reconocerlo por las noticias, le regaló una sudadera. La empresa que lo esperaba en Toronto les compró ropa y artículos personales para poder regresar a casa. “La humanidad se hizo presente por un momento”, resumió.
La Junta de Seguridad del Transporte de Canadá comparte imágenes del accidente del avión de Delta en Toronto. TSB Canadá
Meses después, Carleton asegura que sobrevivió físicamente, pero no salió ileso. Sufre ataques de pánico, miedo a volar —especialmente en invierno—, pérdida de audición y cambios en el habla. Tiene pesadillas con fuego y ruido de viento que lo devuelven a la pista de aterrizaje. Voló pocas veces desde entonces y solo acompañado.
Delta ofreció US$30.000 a cada pasajero, sin condiciones, mientras continúa la investigación oficial del accidente. En paralelo, hay decenas de demandas en curso contra la aerolínea.
Pete Carleton y su familia aparecen en una fotografía sin fecha. Cortesía de Pete Carleton
Hoy, Carleton sigue trabajando, aunque ya no viaja. Encontró alivio en el voluntariado en un centro de aves rapaces y dice que busca darle sentido a esta segunda oportunidad. Aun así, admite que nada volvió a ser igual: agradece estar vivo, pero convive con una pregunta que no lo abandona desde aquella mañana en Toronto.