Viernes 26 de Diciembre de 2025, 09:06
Carolina Vardabasso Blanco es rosarina y una de las sobrevivientes del tsunami más devastador de la historia.
El 26 de diciembre de 2004, mientras disfrutaba de unas vacaciones familiares en Tailandia, su vida cambió para siempre: el maremoto del Océano Índico arrasó con todo a su paso y se llevó a su marido, Diego Talevi, y a su bebé Bruno, de apenas 13 meses.
La tragedia ocurrió en las islas Phi Phi, donde Carolina se encontraba junto a su familia tras viajar desde Kuala Lumpur, ciudad en la que vivían por trabajo. El destino prometía descanso, playas paradisíacas y festejos tranquilos de fin de año. Nada hacía prever que ese escenario idílico se convertiría en una postal de horror.
Carolina y su familia llegaron a las Phi Phi Island el 24 de diciembre de 2004 por la tarde
La mañana del 26 de diciembre, mientras preparaban los bolsos para una excursión de snorkel, un griterío rompió la calma. Al salir de la habitación, el agua ya avanzaba con violencia. Carolina nunca vio la ola de frente: el mar llegó desde atrás, empujando con una fuerza imposible de resistir. Diego reaccionó primero. Con Bruno en brazos, intentó buscar un punto firme, pero en cuestión de segundos Carolina los perdió de vista.
El inesperado maremoto que se desató en el Océano Índico provocó olas de 30 metros y dejó 228.000 muertos en 14 países
Arrastrada por el agua durante más de cien metros, golpeada contra escombros y sin poder respirar, Carolina estuvo cara a cara con la muerte. “Hubo un momento en el que me entregué”, recordó tiempo después. Milagrosamente, logró quedar atrapada bajo un techo desde donde fue rescatada.
“La culpa es lo más complicado de procesar”, aseguró Carolina
Herida, en shock y con el cuerpo cubierto de golpes, fue trasladada a distintos hospitales hasta llegar a Phuket. Durante horas, se aferró a la esperanza de reencontrarse con su familia. Sin embargo, días después, su madre le confirmó la noticia que temía: Diego y Bruno habían muerto en el tsunami.
"No hay una forma de retroceder lo que pasó. Tenés que aprender a sobrellevarlo, es la única manera”, enfatizó Carolina (Captura TN)El regreso a la Argentina fue largo y doloroso. Carolina pasó semanas internada y luego inició un proceso de duelo que, según ella misma reconoce, no se supera: se aprende a convivir. La culpa, admite, fue lo más difícil de procesar. Las preguntas, los “¿y si…?”, la acompañaron durante años.
Hoy, más de dos décadas después, Carolina vive en Rosario. Su historia sigue siendo un testimonio estremecedor de una tragedia que dejó 228.000 muertos en 14 países y que cambió su vida para siempre. “La culpa es lo más complicado de procesar”, aseguró. El mar se llevó todo, menos su fuerza para seguir adelante.