Miércoles 30 de Marzo de 2016, 11:49

LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.
Los cuidacoches confirmaron el incremento de clientes debido a la situación económica y aseguraron que hasta el momento no van a subir sus tarifas en las calles.
CENTRORecauda $ 300, pero la mitad va al Centro de LisiadosCamina unas 25 cuadras desde su casa de Villa Amalia hasta su trabajo. Raúl Giménez, de 29 años, es cuidacoche o “trapito” (término exportado de Buenos Aires) y tiene a su cargo una cuadra de la José Colombres. “El ómnibus está caro; no me cierran los números, así que a pie llego a laburar”, confiesa Raúl, que vive con sus padres y hermanos, y no tiene hijos.
Gracias a un pariente empezó a cuidar coches hace unos 10 años. “Mi tío pertenece al Centro de Lisiados. Él me dijo que podía quedarme con esta cuadra. Yo también tuve un accidente que me dejó graves consecuencias: me caí de la moto, me quebré y de ahí me diagnosticaron artrosis y desviación de columna. Estuve mucho tiempo en silla de ruedas, pero Dios permitió que volviera a caminar. Por eso no puedo trabajar de muchas otras cosas”, comenta Giménez.
Por día, este cuidacoches recauda unos $300 (la mitad de esa plata debe entregar al Centro de Lisiados), tiene clientes fijos, que aparcan sus autos y los dejan sin cambios ni freno de mano, y su día arranca a las 8.30 y termina a la noche. “Con esta plata mantengo a mi familia. Mi papá recolecta botellas para después canjearlas en puntos donde reciclan”.
A cada automovilista que llega le pide “a su voluntad” un aporte, pero en mano les entrega un boleto amarillo o rosa con un precio marcado en negrita de $ 6 por hora. En el papel también está inscripto el nombre del Centro de Lisiados y debajo aparece la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. Además, el boleto indica que el Centro de Lisiados no se hace responsable por robos o cualquier accidente del vehículo. Giménez resalta que a los clientes que necesitan estacionar toda la mañana, por ejemplo, se les hace un precio especial de $ 20.
El centro de Lisiados tiene a su cargo la denominada “zona B”, que está fuera de las cuatro avenidas y algunas calles fuera del microcentro, como la José Colombres, y las avenidas Salta y Catamarca, entre otras.
BARRIO NORTE
Usan identifiación para diferenciarse de "los truchos"En el asiento de acompañante de un auto gris claro hay varios talonarios de boletos blancos con letras rojas. Al volante, pero con el motor apagado, se encuentra Fabricio Daniel Moyano. Eso es lo que dice la credencial que le cuelga del cuello y que lleva una foto. Moyano, de 35 años, es Secretario de la cooperativa Aparkar. Y cuenta que desde hace una semana, la mayoría de los miembros de la institución lleva esas identificaciones para que no los confundan con “trapitos truchos”.
Aparkar cobra “a voluntad” el estacionamiento en la “zona A”. Moyano explica que se trata del sector comprendido desde Corrientes (y las primeras cuadras de Santa Fe) hasta Lavalle, y de Balcarce a Catamarca.
“Usamos credenciales para diferenciarnos de los demás. En total somos 60 integrantes. Aunque todavía faltan entregar muchas identificaciones. Esos que no son de Aparkar, que amenazan a quienes no quieren pagar, están en los horarios que nosotros descansamos. Nuestro trabajo es de 7.30 a 14 y de 16 a 21. Me parece importante destacar esto”, resalta Moyano, que trabaja desde hace 10 años en un sector de la calle Corrientes.
La cooperativa pide “a voluntad” $ 6 la hora a los automóviles y a las camionetas; a las motos. “Momentáneamente no vamos a aumentar. Sí se notan más personas que se estacionan en las calles. Nosotros trabajamos a full”, enfatiza el cuidacoches.
Sobre los sectores más problemáticos, Moyano señala a Barrio Sur: “la gente que busca estacionamiento allá es distinta a la de Barrio Norte. Barrio Sur es tierra de nadie”, describe. Y reconoce que este trabajo le ha traído muchos sinsabores: “acá te encontrás con gente que te trata mal porque se levantó malhumorada, no te abren las ventanillas, te gritan, no te pagan. Esto es la calle”, agrega. Otro problema con los que se enfrentan son las paradas de taxis o de ómnibus. “Nos quitan varios clientes cuando ponen una nueva parada”, puntualiza.
BARRIO SUR
Trabaja solo, pero desea ser parte de algún gremioLa bicicleta gastada reposa en la caja de una camioneta. Esas dos ruedas circulan todos los días desde barrio Sarmiento hasta la calle Alberdi, a metros del hospital Padilla. Esa es una de las pocas propiedades que tiene Jorge Jiménez (aclara que no es pariente del actual miembro del Tribunal de Apelación Fiscal), un cuidacoche “independiente”. No trabaja con cooperativas ni otras asociaciones.
El hombre que lleva un chaleco naranja flúo, gorra azul y anteojos negros, resalta que este es su único trabajo, que no tiene casa (vive en la casa de su hermana) y que muchas mañanas su hijo Sebastián, de unos 9 años, lo acompaña al trabajo.
“Llego a las 7.30 y me quedo hasta bien entrada la noche. Al mediodía lo llevo a mi hijo a la escuela; esa es al única interrupción que tengo en el día. No puedo darme el lujo de ser vago, porque este es mi único trabajo”, explica Jiménez.
Por día calcula que recauda unos $ 180. A cada cliente les pide “ a voluntad” unos $ 5, aunque reconoce que tiene especial atención con las personas que llevan a sus hijos al hospital. “Tenemos corazón (habla en plural porque muchas veces su hermano lo acompaña”) y sabemos que la situación económica está complicada. A eso se le suma que la mayoría de nuestros clientes vienen porque tienen algún pariente enfermo”, agrega el “trapito”.
A cada auto que cuida (“estamos atentos de que nadie los raye”) le coloca una boleta blanca con la inscripción “Cooperativa Aparkar”. “A estos papelitos les sacamos fotocopias en un lugar fijo, que queda en La Madrid y Chacabuco”, explica Jiménez, aunque resalta que no integra esa asociación pero que sí le gustaría pertenecer. “Necesito un trabajo estable. Ese es mi deseo”, se sincera.
En una de las veredas del hospital, sobre Lavalle, un “trapito” cobra también el estacionamiento a las motos. Parece ser que nadie está exento de la voluntad, que ahí cuesta desde $ 2.
Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/676117/sociedad/asi-operan-trapitos-calles-centro.html
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