Sábado 08 de Abril de 2023, 10:33

María Fernanda y María Cristina Viola.
Hace dos años, a los 73 años, falleció en su casa de Yerba Buena María Cristina “Maby” Picón, viuda del capitán del Ejército Humberto Viola, asesinado a sangre fría junto a su hijita por un comando de guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
El capitán Humberto Viola fue asesinado por un comando de guerrilleros del ERP el domingo 1 de diciembre de 1974 (en pleno gobierno constitucional peronista) cuando llegaba junto a su esposa e hijas a la casa de sus padres en el Barrio Sur de la capital tucumana. Tenía 31 años y estaba por salir de paseo con su familia. El hecho fue tan aberrante que estremeció a toda la sociedad argentina.
Viola y su mujer María Cristina salieron a media mañana de su casa acompañados de sus dos hijitas: María Fernanda, de cinco años, y María Cristina, de tres.
Primero asistieron a misa y cerca del mediodía enfilaron con dirección a la casa de los padres del capitán, donde los aguardaban para almorzar. No eran los únicos que los esperaban. Once guerrilleros del ERP estaban apostados para asesinar al capitán.
A la una y cuarto de la tarde, Viola estacionó su Citroën Ami 8 en Ayacucho al 200, Barrio Sur, frente a la casa de sus padres.
La mujer -dicho sea de paso, embarazada de cinco meses- descendió para abrir la puerta del garaje. Fue en ese momento que uno de los autos de los guerrilleros se puso a la altura del de Viola y desde allí dispararon con escopetas Itaka. Según la versión de los asesinos, los disparos golpearon en el parante delantero y, como consecuencia del rebote, “los balines” mataron a María Cristina en el acto, e hirieron gravemente a María Fernanda.
La teoría del rebote de los "balines" fue refutada por el hermano de
Viola, quien asegura que los disparos entraron por la luneta trasera.
Esto quiere decir que las dos nenas fueron las primeras en ser
alcanzadas por los perdigones. Una murió en el acto, pero la otra quedó
herida gravemente y después de nueve operaciones pudo recuperarse a
medias, porque en estos casos las secuelas físicas y psíquicas nunca
desaparecen del todo.
El capitán bajó del auto, pero a los pocos metros fue derribado por una ráfaga. Malherido y en el suelo fue rematado por otro guerrillero que, según declaraciones posteriores de la esposa de Viola, antes de disparar la miró a ella con una sonrisa burlona.
Un parte de guerra atribuido a la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP describe los hechos de esta manera:
A las 13.13 se acerca el objetivo. Se marca la señal y se retira el
compañero. Se aproximan el auto operativo y el de apoyo separados 50 a
60 metros; queda el de apoyo semicruzado en la calle cortando el tráfico
y apoyando a los compañeros. El automóvil operativo se aproxima hasta
la misma altura que el objetivo – el auto y sus ocupantes - quedando
medio auto adelantado. Siempre en los chequeos el sujeto descendía, en
esta oportunidad la que descendió fue la esposa, quedando él al volante a
la espera, seguramente para guardar el auto en el garaje. Al frenar el
automóvil operativo disparan el primer escopetazo que da en el parante
delantero izquierdo del parabrisas, el sujeto se agacha en ese momento y
los balines dan de rebote sobre la hija de tres años que estaba atrás.
El compañero de la ametralladora desciende y metiendo el arma por la
ventanilla, dispara una ráfaga corta (4) tiros que dan en el sujeto que
alcanza a descender, la ametralladora se traba, pero los disparos le dan
a la altura de la base del pulmón izquierdo desde atrás, se adelanta
mas y dispara con su pistola y remata al Capitán con un tiro en la
cabeza y retoma el auto, mientras que el camarada de apoyo dispara a
quemarropa con su ametralladora, hiriendo a la hija de 5 años que corre
escapando hacia delante. Ejecutada la operación, la retirada se cumple
correctamente. El abandono de los autos se realizó según lo planificado,
lo mismo que la retirada de los compañeros.Una semana antes de ser asesinado el capitán Viola le había dicho a su esposa -afligida por el rumbo violento que tomaban los acontecimientos-: “Todos corremos peligro. Esta es una guerra. Pero no te preocupés querida, porque los terroristas con la familia no se meten”.
Error. Se metieron y de la peor manera.
¿Y qué pasó con los asesinos? Algunos fueron detenidos y condenados. Es el caso de Fermín Ángel Núñez, que estuvo preso hasta 1987, cuando fue dejado en libertad por orden del juez tucumano Jorge Parache. ¿Motivos? Buena conducta. ¿Alguna otra explicación? Barría la celda todas las mañanas y leía la Biblia. Maravilloso y muy justo. Habilidades con la escoba y lecturas piadosas, y colorín colorado este cuento ha terminado.Sorprendente pero verdadero. Para los asesinos de María Cristina no hay crímenes de lesa humanidad; para María Cristina no hay derechos humanos, ni siquiera compasión.
Más leídas en la semana
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10