Miércoles 27 de Julio de 2016, 22:25
Hubo abrazos, sonrisas y “buena onda”. Fuentes del Gobierno y allegados a
Marcelo Tinelli, el hombre más poderoso de la Argentina, coinciden en que la esperada cumbre en Olivos con
Mauricio Macri, fue una “reunión excelente”.
Así, y luego de días de tensión, hubo pipa de la paz en la Quinta presidencial. La imitaciones de Freddy Villareal, las declaraciones de Macri al diario La Nación el fin de semana –"Tinelli me satiriza de mala manera ante tres millones de personas en televisión y se ofende porque lo critican 30.000 tuiteros"–, los trolls de Twitter –que Tinelli creyó estuvieron digitados desde el entorno del Presidente– y hasta el fallido cyber boicot del lunes contra ShowMatch, llevaron la situación a un extremo que ninguno de los dos protagonista de la reunión de hoy quisieron. Eso mismo se dijeron hoy, cara a cara, entre sonrisas y abrazos. “Fue una charla de una hora. Todo muy buena onda”, asegura testigos cercanos del encuentro.
Macri se olvidó de los enojos y se sometió al poder mediático de Tinelli.Hablaron de su familias, de sus hijos y de actualidad (aunque los informantes de ambos lados no entraron en detalles al respecto), de la AFA y de la crisis del fútbol argentino. También, obvio, de San Lorenzo y Boca. Incluso hubo alguna que otra cargada (¿se animó Marcelo a mencionar la derrota de los xeneizes en las semifinales de la Copa Libertadores”).
Como era de esperar, buena parte de la charla giró en tornos a la imitación presidencial que se hace en el programa de El Trece. Macri fue enfático y siguió la línea de las declaraciones de ayer su primera línea de ministros: está “feliz” con la imitación, tiene “cero problema” con las cargadas y el humor. Lo repitió tres veces. Es más, el Presidente le aseguró al conductor que cuando puede ve el programa y que se divierte mucho.
Ambos coincidieron que el tema escaló de manera desmedida y que lo mejor era bajarle el tono: por eso la reunión de hoy. Algo que tuvo a Marcos Peña y a al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, como “reunion planners” (o “operadores”) de lujo. Del lado de Marcelo, el intermediario fue Fabián Scoltore, una de sus manos derechas.
“Estuvieron de acuerdo en que hubo muchos malos entendidos en el medio. Los dos opinaron que ‘la cosa de embarró’ sin sentido”, afirman en entorno del conductor.