Domingo 25 de Diciembre de 2016, 09:15
Una de las cosas que pueden entretenerlo durante horas es resolver problemas.
Y esas preferencias de Travis Kalanick están en la base del éxito de Uber. Como su director ejecutivo, puso su mal humor, su perfeccionismo y su capacidad de atormentar a la gente en reuniones interminables al servicio de crear una cultura empresarial que transformó el sistema de transporte en el mundo.Hoy Uber vale USD 68.000 millones: creció a una velocidad de rayo que supera la de fenómenos como Google y Facebook. Tiene 1,5 millones de conductores: detrás de Wal-Mart y McDonald’s, es el empleador privado mayor del mundo, con su presencia en 450 ciudades en 73 países. Cada mes 40 millones de personas usarán Uber: "Sus conductores cubrirán una cantidad colectiva de 1.200 millones de millas, o 35 veces la distancia entre la Tierra y Marte", ilustró Forbes el peso de la empresa. En su último número, la revista llevó a Kalanick en su portada.
"Una de las personas de las que más se habla en Silicon Valley, este hombre de 40 años ha sido descripto de muchas maneras, en su mayoría poco elogiosas. Despiadado y carente de ética, un genio del mal y un tiro al aire", consignó el perfil. "Hay algo de verdad en eso. Pero esas palabras omiten el condimento especial que explica cómo Kalanick llevó a que Uber sea la start-up más rica de la historia".
En parte han sido sus diatribas —largas en discursos, afiladamente breves en Twitter— contra la industria de los taxis y su monopolio en algunas ciudades, ni contra las autoridades de tránsito que le pusieron obstáculos en el mundo, ni contra sus rivales como Lyft o Didi Chuxing (que lo derrotó en China), sus conductores en ocasiones de reclamos y hasta sus clientes que cuestionaron las prácticas de la compañía.
En parte ha sido la eficiencia que caracteriza a la compañía: cuenta la leyenda que Uber nació una noche de invierno de 2008 en París, cuando Kalanick y su amigo Garrett no podían conseguir un taxi y se juraron crear una aplicación revolucionaria. La premisa era simple y audaz: se toca la pantalla del teléfono y se consigue un auto.
(La leyenda es sólo parcialmente real: los emprendedores discutían nuevos proyectos para invertir parte de los 23 millones que Kalanick había obtenido de vender su start-up Red Swoosh, y los 75 que Camp había ganado por vender StumbleUpon a eBay; Uber fue uno de muchos, pero Camp se quedó prendado y al regresar a San Francisco puso la semilla: registró el dominio UberCab.com.)
Pero sobre todo ha sido su metodología de identificar y resolver problemas: "Cada problema es super interesante y tiene sus matices propios —dijo a Forbes—, y se soluciona uno hoy, pero se trata de hacerlo con una arquitectura. Se construye una máquina de resolver problemas como ese más adelante. Y entonces se pasa al siguiente problema".
Siempre hay uno nuevo en una compañía con una evolución tan vertiginosa. "Y esos siguientes problemas son cada vez más grandes", señaló la revista que ubicó al CEO de Uber como número 64 en la lista de Personas Más Poderosas del Mundo.
La descripción de una reunión de trabajo —a las que llama jam sessions, como los encuentros para improvisaciones en el jazz— ofreció una idea de cómo sucede eso. Durante casi una hora y media Kalanick caminó alrededor de una mesa, mordisqueando frutos secos y tomando café, mientras seis empleados de la compañía le brindaban un informe sobre una nueva versión de la aplicación, que no tenía todavía un mes desde su lanzamiento. "Lo que los usuarios ven como simples modificaciones en el diseño de la app, tiene impctos profundos en las descargas, el uso, los ratings, el tiempo de recogida, las tasas de retención, el tiempo de carga, la distribución de los usuarios que eligen UberPool en lugar de UberX, y mucho más. Esos impactos varían por país por el tipo de teléfono que usan los pasajeros", explicó el artículo de Miguel Helft.
A partir de esa información, se detectan problemas y se discuten ideas para solucionarlos que funcionen, además, como matriz para otros similares. Luego las ideas toman forma de productos. Y en otra reunión se analizarán los problemas de esos productos… y así. Porque una de las bases de la ultracompetitividad de Uber es la resolución de problemas. "Kalanick ve su papel en la conducción de Uber hacia delante como una serie de obstáculos lógicos que se deben saltar, sin fin", escribió el editor de Forbes en San Francisco.
Uber ha cambiado el modo en que las ciudades piensan el transporte público: si al comienzo los municipios miraban con desconfianza y hasta ponían obstáculos a la compañía (San Francisco y el estado de California objetaron el uso de la palabra taxi, cab, en el primitivo UberCab.com, que se cortó a Uber luego de que Kalanick se diera el gusto de pelear un tiempo), ahora cada vez más le abren las calles para que las descongestione, cuando el exceso de automóviles es un problema no sólo de polución sino también de circulación y estacionamiento. Summit, una ciudad de Nueva Jersey, decidió subsidiar los viajes en Uber de la gente que trabaja en la vecina Nueva York en lugar de ampliar el estacionamiento contiguo a la estación donde estacionaban su auto para tomar el tren.Para los más jóvenes, los millennials, además, Uber les saca un gran peso de encima: el problema de comprar un auto con bajos ingresos o sin crédito, y pagar seguro e impuestos. Tocan la pantalla y tienen uno para ir allí donde necesitan, y la propina está incluida en la tarifa.
Kalanick también ideó una serie de opciones para compartir los viajes —así se baja el costo para los pasajeros y se sube la ganancia del conductor— como X, Pool, Black y Select. Otro de sus actos pendencieros: lo hizo al costo de unos USD 2.000 millones de pérdidas para subsidiar los experimentos (sin eso, la empresa habría ganado USD 5.000 millones en 2016), que sus críticos ven como una manera de intervenir en el mercado para dejar afuera a los competidores y, en el futuro, poner los precios que se le antoje.
Pero esos problemas pasados y presentes no son los que interesan a Kalanick, que quiere ocuparse de los del futuro. Uber ha comenzado a investigar no sólo los automóviles sin conductor, que por su aire de fantasía futurista llaman mucho la atención, sino el mercado del transporte de mercaderías. Menos vistoso, es riquísimo: "El transporte por carretera de bienes de consumo… se podría pensar que representa USD 5 billones o USD 6 billones, pero no sé si eso realmente importa", dijo Kalanick a Helft. "El punto es que se ubica en los billones".
Hace dos años que la empresa explora servicios de delivery de comida (Eats), de cosas por encargo con urgencia (Rush) y de carga pesada (Freight). "Kalanick ya no está interesado en brindar viajes —sintetizó Forbes—: está ubicando a Uber en el centro de la movilidad. Si algo se mueve, Kalanick quiere una tajada".
Fuente:http://www.infobae.com/america/mundo/2016/12/25/el-senor-uber-los-secretos-del-creador-de-la-revolucion-del-transporte-mundial/