Domingo 23 de Marzo de 2025, 23:43

Saraspe junto a su familia
Héctor Oscar Saraspe fue una de las víctimas inocentes de la guerrilla criminal del ERP, que junto con los Montoneros convirtieron a la Argentina en un baño sangre en los años ’70.
Saraspe era cantinero del bar del club social de su pueblo, Santa Lucía, y fue asesinado a sangre fría por guerrilleros del ERP el 20 de septiembre de 1974, en pleno gobierno constitucional de Isabel Perón.
Saraspe es recordado en el libro "Los otros muertos", que escribieron Victoria Villarruel y Carlos Manfroni, del libro, reuniendo historias de víctimas del terrorismo de la década de 1970, y un listado de muertos, secuestrados y torturados por la acción del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros.
El asesinato de Saraspe fue una venganza. En octubre de 1972 la policía tucumana
intentó detener en Santa Lucía a Ramón Rosa Jiménez, cabecilla del ERP, quien estaba
prófugo luego de haber dejado 5
guardiacárceles muertos en su fuga de prisión. En el enfrentamiento en Santa Lucía resultaron heridos Ramón Rosa Jiménez y otro terrorista del ERP.
Como había una sola ambulancia, llevaron al más grave al hospital. Entonces, el policía Eudoro Ibarra le pidió a Saraspe que trasladara a Jiménez hasta la comisaría para que la ambulancia lo buscara de ahí. Saraspe lo cargó en su auto y lo dejó en la comisaría. Jiménez murió poco tiempo después y comenzó el calvario de la familia Saraspe. Llamadas telefónicas, amenazas, persecuciones al lugar de trabajo, panfleteadas, pintadas...
Hasta que el 20 de septiembre de 1974 el ERP tomó el pueblo de Santa Lucía para concretar su venganza.Cortaron las vías telefónicas, y se dividieron en grupos: uno fue hacia la casa de los Saraspe, donde los atendió Graciela, de 8 años, una de las hijas de Héctor, y sin saber que los extraños que preguntaban por su padre eran terroristas, les indicó que estaba en el club.
Hacia allí se dirigieron y cuando lo identificaron le pegaron dos tiros en el pecho.El otro grupo de criminales fue a la casa del policía Ibarra, en donde lo acribillaron de 16 disparos adelante de sus hijos. No satisfechos con haber asesinado a Héctor, los terroristas continuaron amenazando a la familia Saraspe aún después del atentado: que los iban a secuestrar, a asesinar en misa, a poner una bomba en el cementerio...
Actualmente, estos crímenes, como muchos otros de los "idealistas" del ERP y Montoneros, no son recordados, y mucho menos por los jóvenes.Sin embargo, ambos asesinatos conmocionaron a esa localidad pedemontana de Santa Lucía.
Saraspe e Ibarra fueron velados durante tres días y el acompañamiento al cementerio se recuerda como el más grande en la historia del sur tucumano.
Héctor Saraspe, asesinado por el ERP
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