La cárcel que reconvierte a sus presos

Domingo 02 de Diciembre de 2018, 12:01





A través de un convenio firmado entre el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) y el Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, comenzó a implementarse un plan de separación de residuos dentro de las cárceles bonaerenses, y la de Junín es un ejemplo digno de imitar. La idea surgió a partir de la gran cantidad de residuos que se generaban y acumulaban en la cárcel.

"Primero capacitamos a los internos para que conozcan la problemática de los residuos y, una vez concientizados, pasamos a la importancia de la recuperación y puesta en valor de los residuos. Al corto plazo los beneficios ya se hacen notar porque no contaminamos, cuidamos nuestro ambiente y le damos un uso a todo lo que otros consideran basura", explicó Gloria Basso, directora de Educación Ambiental del OPDS. Además, enfatizó en que todo rige bajo un fin social, donde los internos trabajan con la vista puesta en el futuro. "Son todos beneficios. Es difícil concientizar sobre un tema así, y más aún a un interno porque muchas veces no se muestran interesados. Sorpresivamente, ellos entendieron y se mostraron intrigados frente al proyecto. Además los capacitamos acá adentro para que, cuando salgan, tengan herramientas para conseguir un trabajo digno", agregó Basso.

Para Martín Boccacci, subsecretario de Planificación Ambiental y Desarrollo Sostenible del OPDS, "estas acciones generan conciencia en el compromiso que tenemos con el ambiente y además dignifica a los internos dándoles nuevas herramientas de trabajo". En ese sentido, el funcionario agregó que "la educación ambiental es uno de principales ejes de la gestión integral de residuos que impulsa la provincia".

En la recorrida por el patio del penal, conocí a los internos Juan Manuel Giles Martínez, Cristian Moreno Espinoza, Héctor Villarreal y Cristian Mendieta, cuatro de los diez detenidos que recolectan los residuos de los pabellones del penal. En una charla mano a mano con ellos, me explicaron detalladamente cómo empezaron a trabajar en el proyecto.

Hace tres meses, después de las reuniones informativas con personal del OPDS, se propusieron erradicar el basural a cielo abierto que se había formado al fondo del patio, un espacio de unos 30 metros cuadrados donde reinaba el olor a podrido y era hogar de roedores e insectos. El segundo paso fue separar los residuos en reciclables, no reciclables y orgánicos, para después analizar qué hacer con cada uno. Finalmente, encontraron que los reciclables pueden ser utilizados para construir nuevos objetos, mientras que los orgánicos los destinan a abono natural para las distintas huertas que hay en el penal.

"Esto es importantísimo para nosotros. Al principio no entendía de lo que se trataba y la verdad que no le daba importancia. Ahora tomé conciencia y comprendí que esto ayuda al futuro de nuestras familias y es algo que nos involucra a todos", contó el interno Juan Manuel Giles Martínez, de 39 años. Martínez destacó la iniciativa y remarcó la importancia del reciclaje. "Desde que empezamos a trabajar en esto, ya no hay basura acá. Antes se tiraba todo junto y se lo prendía fuego, lo que llenaba de olor el lugar y era un asco. Ahora no se llega a amontonar nada porque separamos la basura de lo que podemos reutilizar y queda todo limpio", agregó quien es uno de los líderes de esta movida.

Al igual que muchos otros con los que hablé, todos coinciden en que este proyecto, que muestra resultados en pocas semanas, tiene un objetivo a largo plazo: "Esto que hacemos acá adentro es para que el día de mañana les dejemos un futuro mejor a nuestros hijos, a nuestras familias y a la sociedad misma. Estaría buenísimo que otros se sumen y se haga en otros lados. Hace tres meses empezamos, y en muy poco tiempo, ya hicimos un montón".


Hasta construyeron su propio santuario para el penal

Escobillones, macetas, sillas, mesas, cuchas para perros y hasta un pequeña santuario. Todos esos objetos y muchos más son los que hacen los internos con materiales reciclados que, si ellos no estuvieran, terminarían en la basura.

“Nos contactamos con algunas empresas para que nos donen lo que ellos consideran residuos y hace poco nos pasó algo muy impresionante que nos motivó aún más a seguir con esto. Fuimos a un parque industrial donde nos donan pallets, y el dueño de una de esas empresas, muy comprometido con el medio ambiente, se emocionó cuando le contamos que en el penal le damos un nuevo uso a toda esa madera que algunos tiran”, contó Gloria Basso.

Otro de los puntos destacados del proyecto es la utilización que se les da a los residuos orgánicos, es decir, a la yerba y a las cáscaras de huevo, frutas y verduras. “Todo eso va para abono. Hacemos un pozo de 80 por un metro y enterramos todo ahí para después trabajar esa tierra y utilizarla en las quintas que tenemos acá. Tenemos huertas con un montón de verduras que después consumimos nosotros mismos, además de los canteros con flores y árboles pequeños”, concluyó Martínez.

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Fuente: https://www.cronica.com.ar/info-general/La-carcel-que-reconvierte-a-sus-presos-20181201-0084.html