Cuatro mujeres tucumanas unidas por el trágico destino de las drogas

Domingo 09 de Diciembre de 2018, 11:02





Ornella Dottori, Gisell Barrionuevo Núñez, Priscila Paz y Rocío Anahí Molina nunca se conocieron, pero el destino las unió de la peor manera. Murieron por su enfermedad o por haber caído en las manos de las personas que comercializan drogas en los barrios de la periferia. Sus crímenes horrorizaron a los tucumanos, pero sus muertes no sirvieron de nada. Todo sigue igual.

“El mayor problema es que en la provincia no hay centros de atención para mujeres. Sólo pueden recibir ayuda, pero no hay lugares donde puedan quedar internadas”, aseguró Emilio Mustafá. “Esa situación las hace mucho más vulnerables que cualquier otra mujer. Una adicta no tiene dónde recurrir para pedir ayuda; y, además, por su condición de mujer, muchas son expulsadas de sus hogares y discriminadas en la sociedad”, destacó el psicólogo social que trabaja en los barrios de la periferia de la ciudad.


Gisell Barrionuevo Núñez.


Mustafá relató que una mujer ya dejó de ofrecer su cuerpo a cambio de una dosis y que ahora son explotadas sexualmente por el transa del barrio. “Estamos hablando de que además de vendar drogas están cometiendo otros delitos, como la trata de personas con fines sexuales”, explicó el profesional.

Contó que son cada vez más los casos en los que los vendedores de la muerte las reclutan en los “fumaderos” para que mantengan relaciones sexuales con los adictos que eligen ese lugar para consumir. “Es como una especie de servicio extra. Así también vemos con preocupación cómo se están incrementando los casos de enfermedades de transmisión sexual”, explicó Mustafá.

El especialista está preocupado por la presión que reciben las chicas que son víctimas de los transas. “Es un problema muy complejo. Una vez intervinimos en un caso muy particular. Una joven, que estaba siendo explotada por un vendedor de drogas, se escapó y se refugió en su casa porque no quería saber más. El delincuente se enteró y fue a buscarla. Le dijo a su padre que quemaría la casa con todos los ocupantes si ella no salía. Mientras tanto, sus soldaditos, hacían disparos. Y la terminaron entregando”, relató.


Humillaciones

En las investigaciones de los crímenes de Barrionuevo y de Paz, los fiscales escucharon declaraciones que alarmaron por los niveles de humillación que soportaron las protagonistas de cada uno de los casos.

En el caso de Barrionuevo, según consta en el expediente, la joven mantenía una relación con Luis Cristian “Pony” Danún, sospechado de vender drogas en Monteros y principal acusado de cometer el crimen. La víctima era en realidad, la cuarta mujer involucrada sentimentalmente con el sospechoso. Teresita del Milagro “Tere” Raso (21), la otra imputada, era su novia “oficial”, pero también aparecieron otras dos jóvenes que reconocieron haber estado involucradas con el imputado.

“Es una situación llamativa, pero totalmente compresible, teniendo en cuenta que las cuatro tendrían problemas de adicción. Es alarmante e indignante enterarse de la situación que sufren estas chicas”, explicó el fiscal Jorge Carrasco, de Monteros, quien dirigió la investigación del caso. “Es espantoso descubrir que hay chicos que están semanas enteras encerrados, drogándose, y que lo pierden todo. Ni siquiera saben si están viviendo en abril o en diciembre”, agregó.



Yanina Paola “Kingkona” Rojas es una de las imputadas por el crimen de Priscila Paz. Reconoció que su pareja Walter Patricio “Borolo” Miranda, sospechado de formar parte de una red dedicada al narcomenudeo en el barrio Ampliación María Elena White y principal acusado del homicidio, la golpeaba. Dijo además que varias veces tuvo que ser atendida por las agresiones que sufrió.

La mujer, que también tendría problemas de adicciones, contó otro detalle: su compañero tenía una amante que lo visitaba en su casa. Rojas agregó que cuando estaba, le impedía a la amante que ingresara a la vivienda, por lo que la tercera en discordia tenía que esperar en la puerta.


En soledad

Dotori, oriunda de Juan Bautista Alberdi, fue varias veces internada en los centros asistenciales u hogares de la capital, pero se escapaba o abandonaba el tratamiento ambulatorio.

Una jueza, según el relato de su madre, dispuso que volviera a su casa y que estuviera custodiada por un policía. Sin embargo, con el correr de las semanas, inició una relación con el uniformado, quien la embarazó.



María del Carmen Reuter, la fiscala que investigó el crimen de Priscila y que dirige la oficina de Delitos Sexuales, indicó que no es común que las mujeres denuncien que fueron víctimas de abusos. “Eso responde a dos situaciones. La primera, y más fuerte, es su estado de vulnerabilidad. La segundo es el terror que generan los transas en los barrios”, concluyó.
 

Fuente: https://www.lagaceta.com.ar/nota/792174/actualidad/cuatro-mujeres-unidas-tragico-destino-drogas.html