¿Cansado de no progresar en el trabajo y en la vida? quizás te falte inteligencia emocional

Martes 27 de Septiembre de 2016, 19:20





La inteligencia racional es un arma poderosa, pero está lejos de ser infalible para guiarse por la vida. Nuestras emociones se encargan de que así sea y por eso a muchas personas con coeficientes intelectuales altos les cuesta manejarse en sociedad o no tienen el éxito que se les presupondría.

Nuestros sentimientos y la forma en la que los manejamos condicionan mucho las decisiones que tomamos en la vida. Sólo tienes que pensar en las veces que la culpa ha condicionado tus elecciones o las ocasiones en las que el ’corazón’ ha podido con la razón o directamente se han adueñado de ti. La capacidad para controlar este tipo de situaciones y hacer lo que realmente quieres es lo que se conoce como Inteligencia Emocional.

El desarrollo de la inteligencia emocional se puso de moda en los años 90 y hoy mantiene su vigencia como fórmula para aprender cómo funcionan nuestros sentimientos y cómo controlarlos.
Las personas que poseen inteligencia emocional son conscientes de sus emociones, tienen más claro lo que quieren y por qué lo quieren, son empáticas y son conscientes de los sentimientos del resto, y saben manejar mejor las situaciones con una alta carga emocional. Además, saben decir que "no" sin sentirse culpables, no guardan rencor ni viven en el pasado y son capaces de aceptar sus errores, lo que les hace más prácticos y menos reactivos en situaciones concretas y en la vida en general.

¿Reúnes estas características? Si es así, enhorabuena. En caso contrario, no te preocupes, porque la inteligencia emocional se puede cultivar y aprender. Todo empieza por un poco de introspectiva. En otras palabras, detenerte a pensar en ti mismo y en tus actos. Hacerte algunas preguntas te ayudará a mejorar aspectos específicos en el manejo de tus emociones.

En su último libro, el fundador de Insight, Justin Bariso, destaca que quienes deseen tomar consciencia sobre sus actos deben empezar a preguntarse cosas como ¿Por qué respondo de la forma en la quelo hago? ¿Por qué la mayoría aceptan determinados discursos y formas de pensar? ¿Cómo afecta mi estado de humor a mi estilo de comunicación y las decisiones que tomo? ¿Cómo describiría mi estado anímico general y por qué es ese?

No es lo único en lo que pensar. Tener inteligencia emocional implica conocerse a uno mismo.
Las cuestiones anteriores ayudan, pero también el tener claros cuáles son nuestros actos. Empieza por plantearte cuál es tu nivel real de autoestima y confianza y cómo afectan a tus decisiones. También debes cuestionarte por qué te resulta especialmente complicado gestionar determinadas situaciones, si pides perdón y dices que no muy poco o lo haces muy a menudo, si te cuesta mucho perdonar y si te cuesta abandonar determinados sentimientos negativos.

La inteligencia emocional también te ayudará a enfrentarte a situaciones con una carga emocional elevada. Seguro que recuerdas algún momento en el que un sentimiento negativo como la ira o la frustración se apoderaron de ti. Eso ocurre porque nuestro cerebro todavía tiene esas reminiscencias en las que los instintos pueden con la razón. Desde un punto científico ocurre cuando el hipotálamo toma el control del cerebro.

Pregúntate en qué situaciones es más fácil que esto ocurra y qué puedes hacer para ser más proactivo y menos reactivo. Ensaya respuestas tipo y piensa en las cosas específicas que no te gustan de determinadas situaciones como el trabajo (sobre todo si este no te gusta) o determinadas relaciones en las que no te sientes cómodo. Deberías plantearte qué es lo que no te gusta y qué puedes hacer al respecto, pero sobre todo identificar los aspectos positivos que quizás habías pasado por alto.

Para estos casos es muy útil identificar qué sentimientos negativos y positivos pueden estar alterando tu juicio y tratar de ver los hechos frente a los sentimientos que tienes hacia otras personas o ellas hacia ti.

Ya te hemos dicho que las personas con inteligencia emocional son más conscientes de sus metas, así que ante cualquier situación negativa pregúntate cómo encaja dentro de tus prioridades generales y de tus valores. Esto te permitirá abordar mejor la crítica, identificando si está o no justificada, si es un intento de afectar a tu confianza y cómo utilizarla para mejorar.

Ponerte en la piel del resto también te ayudará. A fin de cuentas, la mayoría de personas están centradas en sí mismas y entender su situación y cómo piensan hará que veas las cosas de otra forma. Pensar en cómo se siente la otra persona, sus emociones hacia ti o cómo te gustaría que tratasen te permitirá tener más empatía. Los resultados positivos no tardarán en aparecer.

Además, hay que cuestionarse nuestra propia actitud hacia el resto, si es positiva o negativa y si somos capaces de separar las acciones de los juicios de valor sobre la persona. Un error muy habitual que además pasa desapercibido es unir los sentimientos hacia una persona a un acto determinado, a algo que hicieron, bien sea positivo o negativo y no avanzar de ahí.

La inteligencia emocional es una potente herramienta para no sufrir más de la cuenta ni hacer sufrir al resto. Controla tus emociones y serás tú y no tus instintos quienes guíen tu vida.



Fuente: http://www.mastermas.com/Noticias/DetalleNoticia.asp?Noticia=16891