Sábado 27 de Mayo de 2017, 23:24
Siempre he envidiado a esas personas que jamás han tenido que ocupar frenos en sus vidas. Nacieron con dientes perfectos y jamás sufrirán la tortura de tener esos aparatos en la boca, ajustados cada mes, y el dolor insoportable en toda la cara. Pero por el lado positivo, después de todo ese sufrimiento viene la sonrisa perfecta y posiblemente menos problemas dentales.