Martes 10 de Octubre de 2017, 06:15
Alrededor de la profesora no hay ni pizarrón, ni tizas, ni escritorio. Hay, eso sí, alumnos. Están sentados en el piso, con las rodillas sirviéndoles de escritorio y las mochilas amontonadas y protegidas en medio de la ronda que improvisaron en la vereda. Allí escuchan el dictado que la docente de Literatura no llegó a completar en el aula: hubo que interrumpir la clase cuando una amenaza de bomba en la escuela contigua al Colegio Nacional de Quilmes hizo que evacuaran los dos edificios, ya que comparten una medianera.