Griterío en Patio Bullrich

Viernes 13 de Julio de 2018, 22:00





Turistas tucumanos vieron muy enojado a José Alperovich, junto a su esposa Betty, en el Patio Bullrich de Buenos Aires.

Desencajado, el senador discutía con su esposa, y aparentemente intentaba convencerla de algo.

Habría diferencias políticas muy fuertes entre ambos.

La ex senadora Betty, que está a punto de sumar dos nietos mellizos de su hija menor Sarita, ahora prioriza la familia y las empresas, y prefiere salir de la línea de fuego.

"No tenés ni un solo dirigente de peso que te siga. Todo el peronismo está con ellos. Tu imagen es muy mala. Te van a aplastar, y vamos a quemar un montón de plata", sería el razonamiento de los miembros de la familia que insisten por la retirada. La causa Lebbos además es una sombra inquietante para los Alperovich.

Un buen psicólogo podría ayudar. José todavía no logra aceptar que el poder se le escurrió de las manos, y vive en un estado de desasosiego permanente.

No puede dormir y, en lugar de ovejas, se pone a contar sus apoyos para 2019. Sólo llega hasta tres: Sarita, el imprentero Dante Loza y el profesor Daniel Toledo.

Enfrente no hay ansiedad, sino silencio y paciencia árabe. La maquinaria de la Casa de Gobierno ya tiene alineados a todos los intendentes, legisladores, concejales y 92 delegados comunales. Las encuestas además confirman que la estrategia política iniciada en 2015 rindió frutos.

En ese contexto, a José seguramente le convendría calmarse un poco, aceptarle el consejo a Betty, volver a la concesionaria y evitarse un gigantesco papelón electoral.