4 etapas que atraviesan parejas que terminan separándose

Jueves 09 de Agosto de 2018, 12:21

Una forma de prevenir el fin de la pareja es prestar atención a estos síntomas para remediarlos a tiempo.



Existen cuatro etapas que atraviesan todas las parejas que se terminan separando. Si bien no deja de ser un orden teórico y su presentación se puede alterar (se pueden presentarse dos etapas al mismo tiempo o todas juntas), la gran mayoría de las parejas que terminan, las transitan.

Estas etapas no duran un tiempo exacto y cada pareja pasa por ellas de forma y con tiempos diferentes.

Estar atentos para saber si tu relación está en una de esas fases te puede ayudar a evitar una separación. Aunque, a veces, es lo mejor que puede suceder porque hay ciclos que deben cerrarse.


En general, los integrantes de un vínculo intentan hacer algo en la etapa tres o, incluso, en la cuatro; cuando esto sucede, suele ser demasiado tarde para que la relación evite el final.

De todos modos siempre es importante que los dos integrantes de la relación puedan “ver la misma película”, y no películas diferentes.

Muchas veces no se comparte la mirada sobre el estado de un vínculo, y a veces ya es demasiado tarde cuando el que “no veía lo que estaba pasando” lo empieza a ver.

Salir de una situación así es muy complejo y requerirá de un trabajo de las dos personas para poder ir transitando las etapas de atrás para delante, o intentar revertir la situación.

Etapa 1: hay problemas graves

Ambos integrantes de la pareja, o uno solo, se empiezan a dar cuenta de que la relación tiene problemas graves. Temas serios a trabajar que no todas las parejas tienen. Cuando uno solo lo nota, el que no lo ve tiende a decir “pero si tenemos los mismos problemas que cualquier pareja de nuestra edad”.

Esto es peor, porque se pierde tiempo en unificar el diagnóstico y se desperdician momentos preciosos para intervenir.

Cuanto más temprano se haga algo, mejor será el pronóstico.

Etapa 2: dejar de hablar

En estos momentos los integrantes de la relación, o por lo menos uno, empiezan a sentir que hablar de los problemas que tiene la pareja ya no sirve.

Aparece el típico pensamiento “para que se lo voy a decir si no cambia nada y todo sigue igual...”.

Cuando sucede eso la pareja empieza a descartar la principal herramienta que tiene cualquier vínculo para solucionar una diferencia: el diálogo. Este último es el “oxígeno” de la relación y la palabra nos da una idea de lo imprescindible que es.

Si no existe la posibilidad de dialogar, los integrantes de la pareja empiezan a sentirse desbordados por la situación y, en ese escenario, el vínculo puede comenzar a ser un calvario.

Etapa 3: cada uno por su lado

Los integrantes de la relación empiezan a vivir cada uno por su cuenta. Ya no comparten proyectos ni mucho menos.

En el día a día cada uno va a su tiempo sin importarle lo que le pasa al otro.

Así, se produce el “desenganche emocional” y los pensamientos que cada uno tiene acerca del otro (y de la pareja) son completamente negativos.

En esta etapa se suele perder esa cuota de admiración mutua, fundamental para que las cosas vayan bien.

Etapa 4: solo a pesar de estar acompañado

En esta etapa, la última, nos sentimos solos a pesar de estar en una relación. El que siente esto se siente más solo o sola al estar con su pareja que si estuviera realmente sola o solo.

Volver de esta sensación es muy difícil, y cuando se presenta esto la pareja tiene “pronóstico reservado”.

¿Cómo se frena este proceso? Cuanto antes nos demos cuenta mejor. Los “antídotos” están en las mismas etapas.

Retomar el diálogo, volver a compartir, intentar recuperar la conexión, la admiración y el respeto mutuos. No es fácil, pero se puede si hay voluntad compartida.



Fuente: https://losandes.com.ar/article/view?slug=como-detectar-los-signos-que-marcan-el-colapso-amoroso